Sindicales

13/1/2005|884

Parmalat: Los trabajadores enfrentan la provocación de Taselli y la burocracia


Los trabajadores de Parmalat lograron dar vuelta un ataque fundamental de la nueva patronal de Taselli y de la burocracia de Atilra. El viernes 7 lograron imponer en el Ministerio de Trabajo un acta que deja sin efecto el despido de 39 compañeros y que obliga al pago de los salarios adeudados. Sobre esta base, el Ministerio postergó la conciliación obligatoria por dos semanas, para discutir el futuro de la empresa y el plan de reorganización propuesto por sus nuevos dueños. Esta resolución revierte, en efecto, el acta ‘cocinada’ tres días antes en el mismo Ministerio por los abogados de la patronal, los funcionarios y la burocracia, luego de impedir la presencia de los delegados. Dos días después de este fraude, la burocracia organizó una salvaje agresión contra los delegados y activistas en las plantas de Pilar y Carapachay. Dirigentes de Atilra nacional y de Capital, enrolados en el moyanismo, juntaron más de doscientos matones, reclutados principalmente del aparato sindical del interior, que irrumpieron en ambas plantas y golpearon a delegados y activistas, algunos de los cuales terminaron hospitalizados por la golpiza. La conducción de Atilra Capital está absolutamente desprestigiada en el gremio y más aún en Parmalat. La agresión demostró que la burocracia no tiene seguidores en la Capital ni tampoco en las fábricas del Conurbano, por lo que recurrieron a moyanistas del interior. El método empleado demuestra que estamos ante una maniobra de cierre de alguna de las plantas y de vaciamiento económico.


 


Que el tiro salió por la culata lo demostraron de inmediato las dos asambleas generales que repudiaron la patoteada; al día siguiente, los trabajadores de ambas plantas se hicieron presentes en el Ministerio para luchar por su planteo. El viernes 7, en las puertas del Ministerio, los obreros de Parmalat forzaron a la patota sindical, que se hizo nuevamente presente, a retroceder, lo cual pesó, sin lugar a dudas, en la mesa de negociaciones.


 


 


Declaración de guerra


 


Taselli ya ha anticipado y ratificado que su propósito es dejar en la calle a varios centenares de los 1.200 trabajadores, y a imponer una rebaja salarial; acaba de hacer una presentación en este sentido ante el Ministerio. Amparándose en la convocatoria de acreedores, que reclamó apenas ‘compró’ Parmalat, advierte que “es intención de la empresa celebrar un convenio de crisis en el término de dos años con Atilra”. Esto signfica despedir a una parte importante del personal, 600 compañeros, que están fuera de convenio, incluso muchos afiliados al sindicato.


 


Sobre el plantel convencionado, “se prevén tres tipos de medidas”, a saber: “retiros voluntarios”, “jubilaciones anticipadas” y “suspensiones”.


 


Con relación a los salarios, Taselli exige “una reducción sobre la porción salarial en más, con respecto a los salarios de convenio”, lo que equivale a una poda promedio de 400 pesos en los salarios de bolsillo.


 


Coincidentemente con ello, la burocracia moyanista ha comenzado una escalada para proceder al desafuero de los miembros de la Comisión Directiva que disienten con el apoyo a Taselli, y también de los delegados de fábrica.


 


Es una verdadera declaración de guerra.


 


 


¿Cómo nos preparamos?


 


La prolongación de la conciliación obligatoria debe ser aprovechada para prepararnos en vista a un enfrentamiento que la patronal ha tornado inevitable con su recurso al ‘convenio de crisis’.


 


Es necesario que promovamos el interés y la intervención del conjunto de las fábricas del gremio, porque el ataque de Taselli no es ajeno a los intereses de todas las patronales, y porque la política de la burocracia amenaza a todos.


 


La amenaza pende sobre 1.200 familias. La lucha de Parmalat debemos convertirla en una preocupación y en una causa popular, por ejemplo por medio de una vigorosa campaña de propaganda, en especial en cada barriada de Pilar y Carapachay. Está previsto un festival en la plaza central de Pilar.


 


Por sobre todas las cosas, necesitamos contar con una alternativa o contrapropuesta al planteo destructivo de Taselli. Despidos y rebajas de salarios o el cierre es la opción extorsiva del patrón vaciador –que ya ha hecho lo mismo en Río Turbio, en el ferrocarril San Martín o en la Distribuidora Eléctrica de Catamarca–. La producción láctea tiene un mercado enorme y en ascenso en todos sus renglones. La quiebra de Parmalat, como bien sabemos, se origina en un desfalco y en una defraudación urdida en la casa matriz por sus directivos, sus accionistas y sus banqueros. Es decir, lo que hace inviable a Parmalat es la gestión del capital, responsable de su actual hundimiento. Un plan serio de reactivación plantearía aumentar la producción, no disminuirla; aumentar el número de operarios, no despedir compañeros.


 


Si Taselli o cualquier grupo interesado no acepta el pliego de reclamos básicos de los trabajadores –que pasa por la estabilidad laboral de todos, el respeto del convenio y el salario–, que, entonces, se expropien las plantas y sean cedidas gratuitamente a sus trabajadores. Esta perspectiva está comenzando a hacer carne entre los compañeros de Parmalat, como lo testimonian los cánticos que se escuchan en las movilizaciones.


 


 


Cántico


 


Por eso yo quiero gritar:


 


Parmalat no va a cerrar.


 


Si se van los vaciadores,


 


la ponemos a funcionar.


 


Llegó Taselli y los explotadores


 


van a vaciar la planta


 


dejando un tendal.


 


Por eso, ahora estamos todos unidos,


 


venimos por el salario,


 


venimos a luchar.