Los trabajadores estatales de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) resolvimos en una asamblea masiva de más de 200 trabajadores un paro de 72 horas para los días 6, 7 y 8 de marzo. Convergeremos, de este modo, con el paro de los docentes y el paro internacional de mujeres.

 

En Acumar sobran los motivos para parar. Las últimas semanas nos fuimos anoticiando de decenas de despidos de trabajadores contratados, los cuales ya suman 58 compañeros despedidos al día 28 de febrero -sólo dos de los cuales han sido reincorporados.

 

Frente a esto, los trabajadores de Salud y contratados de Ordenamiento Territorial no han sacado los operativos a territorio y vienen sosteniendo una huelga indefinida con permanencia en el edificio de Esmeralda desde el miércoles 1.

 

La concreción de la asamblea y las medidas votadas son una conquista de los propios trabajadores y los activistas que veníamos reclamando la necesidad de organizar de forma inmediata un plan de lucha ante los despidos y defender y extender la lucha de los contratados a todo el organismo.

 

Luego de una semana quedó demostrado el fracaso del método impuesto por la Junta Interna Verde de esperar pasivamente sucesivas reuniones, infructuosas, que solo conducirían al desgaste. ¿Qué más se puede esperar de un chancho que una patada? O mejor dicho, la presidenta del organismo Gladys González ha iniciado un conflicto, comenzando su gestión con despidos. La única manera de revertir esta ofensiva es con una lucha a fondo, como los científicos del Conicet, como los trabajadores de AGR-Clarín o como hicimos los propios trabajadores de Acumar en febrero del año pasado.

 

Las evaluaciones y entrevistas del famoso “plan de dotaciones óptimas” del Ministerio de Modernización Nacional que se vienen aplicando en el organismo, no son más que la justificación con informes pseudo-técnicos y pseudo-científicos de la reducción de puestos de trabajo, la flexibilización de las tareas y el ataque a los derechos laborales básicos. Por algo, las autoridades se niegan a reunir la COPIC (que junta a las partes y debate las condiciones de trabajo), a discutir los corrimientos y recategorizaciones pendientes y, naturalmente, a regularizar bajo convenio a los trabajadores precarizados con monotributo. Se trata de una ofensiva de conjunto contra los trabajadores.

 

La Cuenca del Riachuelo está lejos de su saneamiento. Sin embargo, las propias autoridades, en vez de cumplir con su responsabilidad y resolver la situación que afecta directamente a 5 millones de personas se dedican a profundizar la parálisis del organismo, el vaciamiento de áreas principales y sortear la falta de funcionamiento en base a un plan estratégico. Nuevamente, la solución para el Riachuelo es postergada mientras su presupuesto se disuelve en la corrupción, los acuerdos políticos pre-electorales y la convivencia de funcionarios con las empresas contaminantes.

 

Llamamos a todos los trabajadores a participar activamente de esta lucha, adherir masivamente al paro y las movilizaciones y sumarse a la asamblea del día miércoles para continuar el plan de acción hasta la reincorporación de los todos los compañeros y por todos nuestros reclamos.