Sindicales

19/3/1998|577

Paro obrero en Volkswagen

El martes 10 los obreros de pintura pararon durante unas dos horas con­tra la prepotencia reiterada de un su­pervisor. La conmoción fue enorme porque con el correr de los minutos se fueron deteniendo las líneas en cade­na hasta paralizarse toda la fábrica. Los obreros exigieron la presencia de un delegado, forzaron asamblea del sector e impusieron el paro. Quedó sabor a triunfo, porque la patronal pidió una última oportunidad para el capanga, cosa todavía no aceptada por los compañeros.


Desde una semana atrás, VW traba­ja a horario reducido. Se impuso el plan que anticipamos en estas páginas: 7 horas por turno. Sólo que atenuado. Se paga el 75% de la hora perdida, se mantuvieron los relevos y no se tocó el come­dor. Comparado a lo que se esperaba, la fábrica lo vive casi como una beca. Pero veamos.


La patronal se quedó con esta rebaja, eliminó las horas extras y se embolsa la nocturnidad (30%) de dos horas noctur­nas —desde las 21 a las 23 horas— del tumo tarde. Pero lo más importante es que ni se habla de la reincorporación de los 150 compañeros suspendidos-despedidos al 31 de marzo.


Se trata de un verdadero botín para la patronal considerando que el primer bimestre del año fue récord de ventas, el mes de febrero el de mayor producción de la historia (Clarín 5/3) y el Gol el auto más vendido.


Tal cual lo advertimos en un volante a los trabajadores de VW, la patronal trataría de aprovechar la crisis de di­ciembre para flexibilizar, algo que ha impuesto en parte porque se producen hasta 340 autos diarios en siete horas, con 150 compañeros menos y sin extras. Para lograr semejante objetivo, la cola­boración de la burocracia ha sido inesti­mable. Jamás convocaron la asamblea general prometida para el viernes 30 de enero y finalmente recorrieron los secto­res haciendo reuniones parciales para hacer pasar el plan ‘atenuado’, lo que descomprimió la angustia de los compa­ñeros y la tensión interna. Lo más grave es que hicieron pasar los 150 despidos y los nuevos ritmos. El resto del plan es hasta junio y mucha agua correrá bajo el puente.


La perfidia de la burocracia es evi­tar la asamblea general, y desaprove­char la levantada de la producción para fijar un programa y hacerse fuerte para la reincorporación de los despedidos. Pero el paro de pintura demuestra que no la llevan de arriba, ni la patronal ni la burocracia. En la base hay espíritu de lucha, lo demuestra también el altí­simo porcentaje de suspendidos que no aceptaron el retiro voluntario (más de 100).


Ofrecemos este balance a los activis­tas y les proponemos discutir un progra­ma para la próxima etapa que incluya la recuperación de todas las conquistas arrebatadas y de todos los despedidos, no sería la primera vez en la industria automotriz. El método: constituir nú­cleos por sector, luchar por la asamblea general.