Sindicales

13/11/2008|1063

‘Pasemos el verano’ sin suspensiones ni despidos

"Pasar el verano" es una política de toda la burocracia sindical

Los 10.000 obreros del Smata movilizados en la Capital, después de la combativa movilización rosarina de General Motors, pusieron al fin en la calle la gran cuestión nacional que tan cuidadosamente se ha buscado ocultar. Setenta y siete mil despidos y suspensiones se produjeron en octubre en todo el país según cifras oficiales (El Tribuno de Salta, 8/10). El registro, alarmante, es igualmente engañoso porque no incluye al personal contratado cuyos contratos vencieron, al personal de agencia discontinuado, tampoco los “retiros voluntarios” (más de mil en los bancos solamente) y menos que menos al trabajador en negro cesanteado. Tampoco las vacaciones adelantadas, extendidas en la industria.

Los epicentros son la industria automotriz y la banca. La industria del cuero tiene el mayor índice de despidos con 1.200 compañeros que fueron directamente a la calle. Las suspensiones en los frigoríficos son masivas, con y sin garantía horaria, que aun cuando se paga es una miseria.

Belén, de la UOM, adjunto de la CGT, declaró que “no se trata de ponerse a hacer paros porque eso favorece a la patronal (…) hoy por hoy estamos trabajando con el gobierno y los empresarios en un menú de instrumentos como el recurso de crisis, los adelantos de vacaciones, las suspensiones con pagos parciales, los retiros voluntarios, la defensa del personal efectivo (pierden los contratados, nota de la redacción) (…) El objetivo es llegar a marzo, después vemos”.

El tema, se nota, ha sido tratado en el secretariado nacional de la UOM, porque Gdamsky, con 300 despidos en La Matanza, no ha movido un dedo. El ala “progre”, Gutiérrez en Quilmes y Piccinini en Villa Constitución -conmocionada por el adelanto de vacaciones a 3.000 obreros de Acindar-, promueven “comités de crisis” con las fuerzas vivas, empresarios, gobierno, sindicatos, parlamentarios, curas y comerciantes para discutir cómo “afrontar” la crisis. El “Barba” Gutiérrez fue muy explícito en su política porque planteó en el plenario de delegados “valernos del Recurso Preventivo de Crisis de la ley 24.013”. De manera que se aprecia cuál sería el eje de esos comités de crisis: ajustarnos todos para perder todos un poquito.

Grandes organizaciones sindicales se han visto sacudidas. Zanola decretó un paro nacional bancario. Rodríguez, del Smata, terminó movilizando 10.000 obreros en la Capital, uniendo el reclamo salarial de la rama concesionarios con la denuncia de los despidos y suspensiones.

Zanola terminó levantando el paro ante una conciliación, después de denunciar incluso que había en marcha “un golpe del capital financiero”. De haber sido así, el paro era inlevantable. El levantamiento fue un crimen, porque la conciliación no tiene contrapartida patronal ya que los retiros voluntarios no tienen vuelta. Al levantar el paro privó al gremio de dar una advertencia demoledora y privó a cada sucursal bancaria de la oportunidad de reunirse en asamblea, organizar la medida y levantar la moral de los trabajadores que sufren el apriete patronal para el retiro.

Rodríguez jugó fuerte con su marcha, fuertemente condicionado por la combatividad de la rama concesionarios, por la catarata de despidos y suspensiones pero, por sobre todo, por la combatividad de los obreros de GM en Rosario. El Smata cordobés es un colador: ya aceptó 300 despidos en Renault, más de 200 del cuarto turno de Volkswagen, mil suspensiones hasta fin de año en Renault y suspensiones y vacaciones adelantadas en Iveco. La burocracia mecánica ha buscado autoridad con la movilización para negociar mejor con la patronal, pero por sobre todo para maniobrar frente a las tendencias de lucha.

Moyano suspendió una reunión de Consejo Directivo prevista el miércoles 5 de noviembre “para no tener que criticar la gobierno por la inacción” (Clarín, 6/10). Hay trascendidos de que un ala de la burocracia querría reponer la doble indemnización y se le atribuye esa intención a Héctar Recalde. De manera que la reunión se suspendió para no exponer la completa parálisis y confusión de la propia burocracia sindical, enredada en la política del gobierno y la UIA. Las declaraciones de Belén, de la UOM, salieron al cruce de los partidarios de la doble indemnización, estableciendo un debate público indirecto en contra de cualquier reacción de conjunto.

Es muy claro que “pasar el verano” es una política de toda la burocracia sindical. Ante una crisis que se descarga sobre los trabajadores a una velocidad sin precedentes, esa política es letal. Si consideramos que se pronostica una desocupación del 20% en Estados Unidos (Clarín, 30/10), nadie duda que en España llegará al 15% el año que viene, la BMW ya ha suspendido 40.000 obreros y General Motors y Ford han declarado la inminencia de su default, es evidente que la tormenta recién empieza.

El punto no es cómo achicamos las pérdidas en un comité de crisis, porque así sólo prepararemos nuevos golpes. Ahora es cuándo para realizar asambleas en todos los lugares de trabajo y preparar la respuesta de la clase obrera contra todo despido. La consigna es la prohibición de despidos y suspensiones ya. Reparto de horas de trabajo sin afectar el salario, aumento general de salarios y jubilaciones, rechazo de los recursos de crisis, apertura de los libros a comités de fábrica, reconversión industrial de las ramas que lo requieran.