Sindicales

13/10/2011|1198

Patota agrede a familiar de delegado de la Línea 60

Los trabajadores de la Línea 60 repudiaron con un paro y un acto en la terminal de Constitución un brutal atentado contra el delegado Daniel Farella. En la semana, cinco patoteros ingresaron en su domicilio, rompieron todo el interior y, al no encontrar a Daniel, agredieron físicamente a su nieta de 15 años, lastimándola. Mientras le pegaban, le dejaron el mensaje mafioso: que todo eso era por la lucha que mantienen contra Dota. Los patoteros tenían en su poder una copia de la libreta de trabajo -sello inconfundible de que eran mandados por la patronal.

El cuerpo de delegados de la 60 viene siendo brutalmente hostigado. Se suceden los aprietes y atentados contra los delegados, y el monopolio Dota persiste en desconocer la actividad gremial de los luchadores de la 60.

Ninguno de estos brutales ataques pueden persistir sin la complicidad, por un lado, de la burocracia de la UTA y, por otro, del Ministerio de Trabajo, donde se renuevan las actas vacías de contenido y las conciliaciones “obligatorias”, para permitir que la empresa siga su tarea de ataques sistemáticos contra un cuerpo de delegados de lucha. La función del Ministerio de Trabajo sobre la 60 es la de persistir en la demolición de la organización independiente.

La patronal no actúa descolgada. Cuenta con el apoyo político estratégico del gobierno kirchnerista, que alimenta abiertamente, con millonarios subsidios del Estado, a estos grupos -que se van quedando con el transporte público ayudados por la propia burocracia de la UTA, virtual comisionista de las anexiones de empresas. El gobierno nacional se dedica no sólo a no esclarecer estos hechos criminales sino a judicializar a los propios luchadores, como fue el caso de la bochornosa actuación de Aníbal Fernández por cuenta de Cristina en la detención del “Pollo” Sobrero.

La respuesta de la 60 no se limitó a la realización de ese paro y un acto de repudio al atentado. Salió por iniciativa de la reunión de Constitución una convocatoria a comisiones internas y cuerpos de delegados, que acercó a más de 200 activistas al hotel Bauen, para discutir una coordinación frente a los ataques al movimiento obrero, hacer frente a los procesamientos a los luchadores, reclamar la libertad a los activistas presos como Oñate y Olivera.

La reunión del Bauen estuvo encabezada por los dos delegados represaliados de la 60 y por Sobrero, del ferrocarril Sarmiento, y aprobó después de un extenso debate dos importantes resoluciones: 1) la participación de todo el activismo presente en la marcha convocada el 20 de octubre a un año del asesinato de Mariano Ferreyra; 2) una nueva reunión de coordinación para el 31 de octubre.