Sindicales

23/8/2016

Petroleros de Neuquén: un hervidero


 


La caída de los contratos que las empresas de servicios petroleros OPS y Texey mantenían con YPF ha colocado en vilo unos 760 puestos de trabajo. A eso hay que sumarle el proceso de retirada de las empresas EET, Heprec y Petrolera Argentina de Cutral Có y Plaza Huincul, lo que coloca en una situación crítica a más de 100 obreros. 


Guillermo Pereyra, secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado, se ha comprometido a reubicar en otras empresas a los 500 obreros de OPS y Texey que se encuentran encuadrados bajo convenio petrolero. El también había planteado, en 2014, un compromiso similar con los obreros de la refinería Renesa, que fue incumplido. Para los trabajadores de las empresas de Cutral Có y Plaza Huincul ni siquiera hubo promesas.


Un derrotero de entregas


Los despidos en la industria petrolera neuquina comenzaron a principios de 2015, cuando se inició la caída del precio internacional del petróleo. La instauración del “barril criollo” (subsidio a las operadoras) no tuvo como contrapartida el fin de los “despidos hormiga”. Por el contrario, continuaron los aprietes de las empresas para forzar los retiros ‘voluntarios’ de trabajadores.


Un nuevo salto en la crisis se produjo en febrero de este año, cuando las empresas pretendieron ir a fondo con los despidos masivos. La ‘salida’ que encontró el sindicato fue la firma de un acuerdo que postergó por tres meses la paritaria, habilitó la suspensión de 2.000 obreros con el 50% del salario y 1.000 jubilaciones compulsivas.


Finalmente, la postergada paritaria cerró a la baja. Para peor, el mísero aumento tuvo como contrapartida la aceptación, por parte de la burocracia del sindicato, de un “plan de reestructuración productiva” que significa una violenta flexibilización laboral de los obreros petroleros.


No obstante, la primera cuota del 18%, a cobrarse en agosto, aún no ha sido percibida por los trabajadores de numerosas empresas. Es que las patronales extorsionan con la implementación inmediata de la “reestructuración productiva”. 


Elecciones


El sindicato ha convocado a las elecciones de renovación de autoridades. Pereyra se postuló, por enésima vez, como candidato a secretario general. De esa manera logró contener una interna explosiva entre su alfil Astrada -actual secretario adjunto- y Rucci -actual secretario general de la seccional Rincón de los Sauces.


Fueron las patronales petroleras las que le exigieron a Pereyra la unidad del gremio. Necesitan una burocracia unificada para mejor contener el creciente malestar obrero. El compromiso alcanzado contiene a los tres dirigentes en cuestión en los primeros cargos de la lista ‘unitaria’.


En este escenario de crisis, y con una burocracia altamente desprestigiada y unificada en una línea de entrega, la emergencia de la Agrupación de Obreros de Petróleo (AOP) ha sido percibida por los viejos petroleros como una bocanada de aire fresco.


La agrupación ha planteado sistemáticamente que la política de los Pereyra-Astrada-Rucci lleva a los trabajadores a la derrota. Y le ha opuesto a esa línea un programa muy claro: “ni despidos ni suspensiones, apertura de libros contables de las empresas, abajo la ‘reestructuración productiva’, ocupación de toda empresa que cierre o despida, que decidan los trabajadores”.


El notable desarrollo de la Agrupación ha sido registrado, en primer lugar, por la burocracia, que alertó públicamente sobre las posibilidades de que la AOP presente una lista alternativa en las elecciones.


La agrupación optó por no presentarse, ante la imposibilidad de superar el cuadro represivo que impera en el gremio y la completa ausencia de democracia sindical. Las listas de delegados opositoras proscriptas a lo largo de este año, en empresas como Weatherford, Petrogas, Cal Frac, Skanska, etc., o las dilaciones para la convocatoria a elecciones en Halliburton -que motivó la movilización de 100 obreros a la puerta del sindicato- son expresión del cuadro antidemocrático reinante.


La agrupación optó por continuar con el trabajo de agrupamiento que se extiende aceleradamente por todo el gremio, en numerosas empresas y entre los petroleros despedidos.


En simultáneo, el Partido Obrero desenvuelve una intensa agitación dirigida a los trabajadores y sus familias. Los actos realizados en las localidades petroleras recogen una amplia adhesión. La diputada Patricia Jure por el PO-Frente de Izquierda en la Legislatura neuquina presentó un proyecto de declaración en rechazo al acta de “reestructuración productiva”, por promover una mayor superexplotación obrera, incrementar la inseguridad laboral, atentar contra la generación de puestos de trabajo y presionar a la baja los salarios.


Que los obreros petroleros de Neuquén y Río Negro se pongan en pie de conjunto es la condición sine qua non para frenar la masacre social que el capital y sus gobiernos, con el concurso de la burocracia sindical, pretenden imponer. Todos los esfuerzos deben servir a apuntalar ese objetivo estratégico.