Sindicales

12/5/2017

Petroleros: despidos y militarización en el norte santacruceño


Más de 300 obreros de San Antonio Internacional (SAI) amanecieron este jueves con telegramas de despidos pues, según dice la empresa, luego de una notificación de YPF, no prestará más gran parte de sus servicios en la provincia, hecho que representa cientos de despidos que se suman a las decenas de las últimas semanas, en la propia SAI y en diferentes empresas.


 


Es imperiosa la unidad de los trabajadores frente al ajuste de Macri y Alicia en Santa Cruz; ambos hoy tienen nuevamente militarizada Las Heras con Gendarmería para resguardar los intereses de las operadoras.


 


YPF justifica su falta de inversión en la crisis de la industria, y ese es el argumento que SAI traspasa en los telegramas de despido, aunque, según los cálculos de muchos obreros, las ganancias de las empresas siguen siendo grandes. Es lo que ha planteado, por ejemplo, la agrupación Ahonikenk, conformada por delegados clasistas y el sector combativo de la Comisión Directiva.


 


Los despidos no son novedad en la industria, ya desde el año pasado vienen librándose grandes luchas contra ellos, pero la política de la dirección burocrática y propatronal del sindicato, encabezada por Claudio Vidal y Rafael Guenchenen, es priorizar el desplazamiento y el aislamiento de los sectores combativos, aún a costa del trabajo de cientos de compañeros.


 


Vidal basó su estrategia en coquetear con Jorge "Loma" Avila, de Petroleros Privados de Chubut, y José Lludgar de jerárquicos, que después de ganar sus respectivas elecciones firmaron su “adenda” de flexibilización laboral.


 


La táctica de “pelear” junto a los intendentes y la gobernadora por el subsidio a las operadoras con el barril criollo también fue un fiasco porque las empresas se llenaron los bolsillos y siguieron despidiendo como si nada.


 


Ahora las patronales extorsionan con los despidos para intentar forzar un plan de precarización laboral al estilo Vaca Muerta, y la “gestión Vidal” no está a la altura de las circunstancias, no por incompetentes, sino porque sus intereses políticos y económicos son ajenos a los de la masa de trabajadores. Las huelgas que han convocado bajo presión de las bases, parciales, aisladas por empresa y sin deliberación, sólo han terminado en fracasos. Es necesario un plan de lucha general de todo el gremio.


 


Frenar los despidos y la extorsión burocrática y patronal es el punto de partida. Se vuelve imperiosa la necesidad de que se abran los libros de las empresas, que quede claro cuál es su verdadera ganancia, cuánto le dejan a la provincia en términos de regalías, y cuánto invierten en sueldos.


 


Es necesario que los obreros petroleros encaren un plan de lucha contra los despidos, por paritarias sin techo, por la apertura de los libros y contra cualquier adenda flexibilizadora. Esto plantea una superación de la actual conducción gremial.


 


Las necesidades de los petroleros se entrelazan con la de todos los trabajadores de la provincia, por eso es muy importante que se sumen a las asambleas abiertas que se desarrollan en varias localidades y que se encaminan a un plenario provincial.


 


Basta de despidos, reincorporación a todos los compañeros, no a la flexibilización laboral, que se abran los libros de las operadoras y sus contratistas.