Sindicales

24/6/2010|1134

PETROLEROS

Ni aumento ni reactivación

Tres mil petroleros despedidos esperan la prometida reactivación. Un grupo de estos últimos ha montado un acampe desde hace diez días en las puertas de acceso a la base de Schlumberger, cansados de que el sindicato los tuviera dando vueltas con promesas durante meses.

Rápidamente, una fiscal les inició un proceso penal ¡por reclamar trabajo!

El sindicato se borró y el gobierno de Sapag salió apresurado a anunciar que próximamente se harían “anuncios” de inversiones de parte de algunas petroleras.

Los que acampan no son los únicos. El viernes 18 hubo un piquete a un yacimiento de la petrolera Apache y se amenazaba con otro a la Total. Todos, por reincorporación de obreros parados o tercerizados.

Hay una situación similar en otras empresas y es posible que surjan nuevos acampes.
La disminución de personal se tradujo en un incremento del índice de accidentes, algunos fatales –como el ocurrido en enero, en el que murieron dos compañeros–, muertes que aún están impunes.

Y siguen las sumas fijas

Por otro lado, la paritaria abierta hace ya más de tres meses está envuelta en un manto de silencio. En abril, como parte de la maniobra dilatoria, se acordó entregar dos cuotas (abril y mayo) de 3.000 pesos, no remunerativas a cuenta de la paritaria.

En julio del año pasado se firmó por 20% escalonado. Ese acuerdo vence en los próximos días. Se acerca el cobro de junio y el aguinaldo, pero el salario sigue sin aumentar. El reclamo de un piso del 25% ya ha quedado desfasado por la inflación, por eso la dirigencia sindical se llama a silencio, tratando que el Mundial de fútbol les permita ganar tiempo.

Aunque “trabajan 12 horas por día durante dos y hasta tres semanas seguidas, viven en campamentos con muchos de los servicios que hay en una ciudad, pero lejos de todo, especialmente de sus familias. Participan de una operación riesgosa, desgastante en el mejor de los casos, que los hace viejos a los 30 años… los sueldos básicos son muy bajos; se engordan con adicionales que no cuentan para el sueldo que reciben cuando se retiran”. Por eso, un obrero petrolero con 61 años explica que “…no quiere oír hablar de jubilarse. Dice que es porque se cobra una miseria en el retiro…” (Río Negro, 29/5, Suplemento Energía).

No hay “anuncios” que tapen esta realidad.

• Por la vuelta al trabajo de todos los petroleros despedidos en los últimos dos años.

• Por un censo de los desocupados y la apertura de un nuevo turno en los yacimientos.

• Por comisiones de seguridad e higiene en cada lugar de trabajo. Basta de accidentes y muertes impunes.

• Por un salario sin sumas adicionales. Todo al básico para poder jubilarse sin morir de hambre.

• Asambleas en todas las plantas.