Sindicales

23/10/2014|1337

Platex, en lucha contra la jornada de 12 horas


Los trabajadores de la textil Platex de Tirol están dando una dura lucha contra el intento de la patronal de imponer un nuevo régimen de trabajo, de dos días laborables (de 12 horas) por dos días de franco.


El nuevo régimen es una trituradora por las condiciones de insalubridad laboral de la planta, donde se respira polvillo de algodón y se trabaja a casi 50 grados. Las jornadas de 12 horas harán aún más frecuentes los accidentes de trabajo, por el agotamiento. La patronal quiere imponer el trabajo obligatorio los feriados sin pagarlos como horas extras. Como la suma de horas trabajadas será menor que en el régimen actual (de 8 horas con cinco días por uno de franco), la medida produce una reducción salarial de hasta 1.500 pesos por trabajador (en el turno noche, el más afectado). Los salarios iniciales en la planta son de 5.500 pesos.


El rechazo a la medida corrió por cuenta de los delegados y trabajadores de la fábrica, mientras el sindicato a nivel nacional arregló para que se imponga el nuevo régimen. Por eso, no movió un dedo incluso cuando el conflicto tiene un alcance nacional. La empresa está extendiendo el nuevo régimen en las distintas plantas que tiene en forma gradual, lo cual llevo a choques, al menos, en Tucumán y en Monte Caseros. Es preciso un plan de lucha común de todas las plantas para enfrentar el atropello.


Los trabajadores de la planta de Tirol juntaron las firmas de prácticamente todo el personal contra la medida. Cuando la empresa decidió aplicar el nuevo régimen, resolvieron no entrar a trabajar en esas condiciones, y exigir la entrada en los antiguos horarios. La empresa se negó, frente a lo cual los trabajadores se concentraron en la puerta en un acampe de los tres turnos. La falta de respuesta condujo al corte de la ruta de acceso a Tirol. Recién allí, intervino el Ministerio de Trabajo, “proponiendo” una conciliación obligatoria por ocho días para descomprimir la situación, que fracasó por la negativa de la empresa a aceptarlo.


La empresa amenaza con el cierre si no se aceptan los nuevos turnos, pero acaba de recibir un crédito subsidiado por 80 millones de pesos acordado por Capitanich para ampliar la producción.


La intervención del Estado estuvo capitaneada por Sager, un socio incondicional de las patronales, responsable del operativo para echar a los delegados del Toba y garantizar a término el cierre de la planta. El fracaso de este intento lleva a profundizar el plan de lucha, con nuevos cortes y movilizaciones.


La situación abrió también un debate entre los trabajadores sobre la necesidad de recuperar el sindicato, en manos de la burocracia de Escobar (concejal del PJ de Fontana) -o bien crear un nuevo sindicato. Esta última opción presenta enormes dificultades. Sería necesario antes desafiliarse, a riesgo de perder la condición de delegados reconocidos por el gremio y la empresa de los delegados actuales, que han estado a la cabeza de la lucha.


Apostamos al triunfo de esta huelga, que será un envión para todas las luchas del cordón industrial.