Por la anulación del impuesto al salario

La publicación del decreto que modifica los pisos del impuesto a las ganancias ha acrecentado la percepción de que se trata de una burda maniobra: el impuesto al salario sigue en pie, afecta en forma directa a más de un millón de trabajadores y, por su vigencia limitada, volverá a gravar los salarios que pretendería eximir.


El piso de 15 mil pesos que el decreto exceptúa del pago del impuesto, es en realidad de 12.200 pesos, cuando se deducen los descuentos regulares (neto). Muchísimos trabajadores -más de un millón- se encuentran arriba de esta suma, y otros lo serán con la entrada de las cuotas de aumentos establecidos en las últimas paritarias.


El mínimo no imponible aumenta sólo el 20 por ciento para los que ganan más de 15 mil, muy por debajo de la inflación. Si se aprueba el ajuste por inflación sobre esta base, quedará consagrado un piso fiscal muy bajo, por encima del cual un número mayor de trabajadores deberá pagar una proporción mayor de su sueldo. Seguirá afectando a un elevado número de trabajadores que hacen horas extras.


El proyecto de ley que elaboró el Partido Obrero, abole el impuesto para salarios; por un lado excluye a los convencionados y preserva un mínimo no imponible de tres canastas familiares (25.500 pesos), incluso para los monotributistas y jubilados.