Sindicales

30/10/1998|606

Por un congreso extraordinario

Realmente masivo fue el paro docente universitario del jueves 3 y el viernes 4. La dirección de la CONADU se vio forzada a convocarlo ante el


chantaje del Consejo de Rectores y el gobierno, los que pretendían imponer la ‘flexibilización laboral’ a cambio de un miserable aumento de 20 pesos promedio. El rectorado quiere reducir el salario por antigüedad y consagrar una serie de ‘adicionales’ en detrimento del básico, amén de avanzar en la precarización completa de la mayoría de los docentes (dedicación simple) por el sistema de contratos y su conversión en algo similar a ‘empleados de comercio’. No es casual que se haya iniciado la ‘reestructuración’ de las obras sociales universitarias bajo la presión del Banco Mundial, con la finalidad de excluir, precisamente, a los docentes con menores salarios.


Durante casi un año, la dirección de la CONADU deshojó la margarita a la espera de los 20 pesos de aumento y hasta acarició la posibilidad de obtener un millón de pesos como premio por esta ‘gauchada’. Los reclamos de la docencia universitaria fueron abandonados y lo mismo quiso hacerse con la democracia sindical. Por eso, la dirección de CONADU le niega a la Asociación Docente de la UBA (ADUBA) el derecho a participar de la Federación y quiere imponer una asociación fraudulenta con el aval del Ministerio de Trabajo del gobierno Menem.


ADUBA reclama ahora, por todo esto, un Congreso Extraordinario de la CONADU para lanzar una campaña en defensa de nuestras reivindicaciones y de la universidad pública. Por un plan de lucha para el salario del cargo testigo (ayudante de 1ª semiexclusiva) de 700 pesos y la recomposición del nomenclador histórico (relación entre cargos y dedicaciones). Por el inmediato aumento del presupuesto universitario para impedir la ‘reforma laboral’ en nuestras casas de estudio y que se otorgue ya el aumento negociado, sin restricciones ni condicionamientos.