Sindicales

8/6/2000|667

Por una gran agencia de prensa antiimperialista: Defendamos a Télam con control obrero

Como parte del nuevo ‘paquetazo’ contra los trabajadores, el gobierno pretende liquidar la agencia Télam. La consecuencia: 650 trabajadores en la calle, un fuerte golpe a centenares de pequeños diarios y radios del interior del país y la desaparición de la única agencia estatal de noticias con cobertura nacional e internacional del país.


Por todas estas razones, los principales lobbistas del cierre –al igual que cuando lo intentó Menem en 1996– son los grandes monopolios informativos, con Clarín a la cabeza. Es que la caída de Télam les abriría dos vetas de negocios: el de la agencia de noticias y el espacio que dejaría la desaparición de aquellos medios del interior que le disputan una parte del mercado nacional.


Télam 2


Los trabajadores de Télam decidieron esperar los ‘anuncios’ de Machinea en medio de una masiva Asamblea General. Es que desde el comienzo de los trascendidos sobre el cierre, los compañeros venían funcionando en Asambleas cada vez más numerosas, preparando la lucha contra el ‘ajustazo’, con la consigna: “Ni cierre, ni despidos”. La lucha había generado una férrea unidad entre los sectores administrativo y periodístico de Télam.


El cierre del área de Publicidad, la venta del edificio y el recorte presupuestario –esto es, la liquidación de Télam– determinaron que los compañeros ocupasen la agencia en defensa de los puestos de trabajo. Entre las resoluciones aprobadas se exigía la apertura de los libros contables de la empresa para identificar a los responsables del vaciamiento operado contra la agencia; la adhesión a la marcha del 31; la coordinación con todos los compañeros estatales afectados, y la convocatoria a una asamblea general del gremio en apoyo a Télam, la única empresa periodística en donde se respetan la mayoría de los derechos establecidos en nuestros estatutos y convenios.


Ante la resistencia de los trabajadores de la agencia, la amplia solidaridad recibida, el comienzo de un proceso de huelgas y ocupaciones en otros sectores de la administración pública, y la marcha contra el FMI en el horizonte inmediato, el gobierno buscó el levantamiento de la toma, intentando descomprimir la movilización en Télam, para hacer pasar la ‘racionalización’.


Un ‘escrache’ contra el vicepresidente Alvarez desembocó en una reunión en la Rosada entre Lopérfido, el Chacho, la comisión interna de Télam y la Utpba. En dicha reunión el gobierno cambió los planes inmediatos de cierre del sector Publicidad por la apertura de un registro de retiros voluntarios y un proceso de racionalización ‘consensuada’. Sobre el descuento salarial del 12%, el aumento de la edad jubilatoria para las mujeres (la mitad de Télam), el descuento a las futuras jubilaciones y la venta del edificio, el ‘licenciado’ Alvarez no abrió la boca.


No hay que olvidar ni por un instante que, para el gobierno, el objetivo central era sacar a la agencia nacional del centro de los reclamos populares, para pasar en frío la guadaña del ‘ajuste’. Y de paso, discusión de racionalización y retiros voluntarios mediante, intentar quebrar el clima de unidad entre los trabajadores.


Finalmente, la asamblea, en medio de una gran preocupación e incertidumbre, decidió levantar la toma ante la promesa verbal del no cierre.


Conseguido esto, el gobierno comenzó el operativo ‘desguace’ haciendo recorrer a sus lacayos por los pisos de la agencia, planteando la conveniencia de agarrar el retiro ante la incertidumbre sobre el futuro de Télam. Por otro lado, en reuniones con editores, la dirección de la empresa ha planteado que tiene la orden de reducir el presupuesto en un 40%.


Ante esta situación, la comisión interna ha convocado a una asamblea general para el martes 6.


Como en el ‘96, los trabajadores de Télam pueden triunfar.


La cuestión clave pasa por denunciar la perfidia del gobierno, que quiere el cierre de Télam. La consigna de: “Ni cierre, ni despidos” pierde significación ante el plan de ‘retiros voluntarios’ y la racionalización, que no es otra cosa que despidos encubiertos y la desaparición paulatina de la agencia nacional.