Sindicales
6/7/1993|395
Por una lucha única de todos los trabajadores
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Diversas dependencias de la administración provincial están en lucha. El Consejo de Educación está en asamblea permanente (de hecho un paro por tiempo indeterminado) exigiendo la continuidad de las horas extras, un plus salarial de 200 pesos, la efectivización de más de 40 contratados, entre otros reclamos; a estas medidas y reclamos se sumó la Dirección de Escuelas Primarias. Los empleados de la Dirección Provincial de Arquitectura han formado una comisión interna y tienen planteado salir a la lucha si el gobierno no responde afirmativamente el reclamo de equiparación salarial con los trabajadores de la ex EPOS, y contra el vaciamiento de la dependencia a manos de contratistas privados. Los trabajadores de los hospitales públicos hicieron paro y movilización redamando aumento de salarios y mayor presupuesto para la salud ante el brutal deterioro de los hospitales. También está en conflicto el IPAM (obra social provincial) y DIPAS acaba de levantar su conflicto.
Este reguero de luchas son la manifestación del fracaso de la política de la directiva del SEP-(un frente entre “cavallistas”, angelocistas y el Mas) de realizar un paro y movilización por mes para “evitar las luchas salvajes, que nada consiguen, ya que el gobierno tiene una situación económica comprometida “, es decir que para la directiva el problema no reside en enfrentar al gobierno “que no tiene para dar”, sino a los trabajadores que quieren ir más a fondo. Las dependencias en lucha han superado, incluso, al estatuto regimentador del gremio, escrito por Chara y aplicado por Pihén, que liquidó las asambleas generales, el cuerpo de delegados y que colocó las decisiones en manos de un congreso elegido junto a la renovación de directiva y totalmente regimentado por la burocracia. Los trabajadores han salido a la lucha independientemente de la directiva, y en algunos casos expresamente contra ella (Arquitectura); el dislocamiento entre la base y la conducción se vio claramente expresado el viernes 18, cuando la burocracia convocó a un paro y concentración: el primero fue acatado masivamente pero los trabajadores le dieron la espalda a la segunda.
El estado de lucha general y permanente en que se encuentran los empleados públicos de Córdoba parte de la justeza de los reclamos obreros frente a un gobierno que ha destinado gran parte de los fondos públicos a los negociados, préstamos incobrables a industriales amigos y prebendas para empresas contratistas del Estado. Contrariamente a lo que sostiene Pihén, los trabajadores entienden que los recursos para el aumento salarial y los presupuestos de salud y educación existen y están en el bolsillo del radicalismo y las empresas amigas. Una asamblea general debe dotar al sindicato de otra política, unir los reclamos y la lucha, golpear todos juntos, porque, como dicen los trabajadores, “si DIPAS pudo, se puede…”.