Sindicales

30/3/2006|939

Que Aníbal Fernández renuncie


“Las recientes declaraciones del ministro del Interior, Aníbal Fernández, con referencia a la izquierda de Argentina son incompatibles con su continuidad en un cargo de responsabilidad de un Estado republicano. El calificativo de “izquierda siniestra”, al cumplirse el 30º aniversario del golpe militar del 24 de marzo, no puede interpretarse sino como una amenaza política de parte de quien es el encargado de disponer de las fuerzas de seguridad interior. Por mucho menos —mostrar una camiseta injuriosa contra la religión musulmana— fue expulsado un ministro del gobierno italiano, que está presidido, sin embargo, por un anticomunista y derechista notorio como Silvio Berlusconi. El Presidente de la Nación acaba de calificar como “excesos” los recientes episodios de vejámenes y torturas contra trabajadores petroleros de Santa Cruz, sin que la descalificación política hubiera producido la renuncia de ningún responsable político de los aparatos represivos que han cometido esos delitos. Aníbal Fernández, el responsable último de esos atropellos, ni siquiera se dio por aludido, como tampoco lo hizo cuando Alberto Atanasoff declaró en sede judicial que Aníbal Fernández se encontraba entre los funcionarios del gobierno de Duhalde que organizaron la represión del 26 de junio de 2002 en Puente Pueyrredón. Hasta la fecha, Aníbal Fernández no ha respondido a un pedido de audiencia, formulado por las autoridades del Partido Obrero, para que se proceda a investigar el atentado cometido contra nuestra sede central, el 14 de noviembre de 2005. El 11 de noviembre de 2005, tres días antes, el ministro de Interior se había visto obligado a rectificarse, por carta documento, de agresiones verbales formuladas con la misma alevosía que la presente contra el Partido Obrero. Con este prontuario político, que bien podría alargarse, el calificativo de “siniestro”, aplicado a un amplio arco político del país, constituye definitivamente un atentado político-estatal a la vigencia de los principios republicanos y de las libertades democráticas. El atropello debería ser suficiente para que el Congreso nacional reclame la renuncia de Aníbal Fernández, y el Presidente de la Nación su inmediato relevo.”