Sindicales

15/2/2018|1491

¿Qué es un Congreso de bases?

La nueva situación política que resultó de las jornadas de diciembre nos ha llevado a plantear el Congreso de bases de la CGT, la CTA y todos los sindicatos, como consigna de intervención inmediata. No sólo destinada a una propaganda estratégica o de largo alcance en la lucha por una nueva dirección del movimiento obrero, sino para difundirla entre todos los trabajadores y para realizar una campaña política en la vanguardia obrera.


El choque entre la base del movimiento obrero y la dirección de la CGT que se produjo el 18 de diciembre fue tan manifiesto que ha producido de manera indirecta la virtual fractura de la CGT unificada. Un ala colaboracionista y otra que toma distancia con el gobierno, para negociar y contener desde otro lugar.


El pacto Macri-CGT estalló junto con el Triunvirato. La CGT no pudo garantizar el apoyo a la reforma laboral, y Macri y Peña tuvieron que eludir las sesiones extraordinarias que habían prometido al conjunto de la burguesía con ese eje. Intentarán imponerla por otros medios, pero estamos ante un nuevo cuadro. La crisis del PJ, en el que se referencian las alas de la burocracia sindical, conoce también una nueva situación.


El Partido Obrero se plantea el progreso de un movimiento por el paro activo nacional y un plan de lucha que, a su turno, pueda derrotar al gobierno y su ajuste con el método de la huelga general. Son las tareas planteadas tras las jornadas de diciembre, hoy más urgentes todavía por las ocupaciones, luchas y movilizaciones contra los despidos masivos como en el Inti o Río Turbio, en Ferrobaires, el Posadas, Fanazul o en el Ingenio San Isidro. Es decir, promovemos la irrupción masiva de la clase obrera en escena, como lo sugirieron las jornadas de diciembre.


Hay una nueva disposición de lucha de la clase obrera e incluso el apoyo de sectores populares, como se vio en el gran cacerolazo de la noche del 18, en las pueblada de Azul, del Turbio y más recientemente en H. Irigoyen junto al Ingenio El Tabacal ante la represión de Urtubey. Pero cómo organizar la reacción de conjunto ante los obstáculos que pone la burocracia sindical. Partiendo de la base que sólo podríamos viabilizar una acción de todo el movimiento obrero a través de los sindicatos, se nos plantea remover ese obstáculo desde los propios sindicatos.


La burocracia sindical opera activamente en la contención del movimiento obrero aún desde la fragmentación. Tenemos dos CGT en ciernes, dos CTA y sindicatos que no están en ninguna de esas centrales.


La primera y gran virtud de nuestro planteo es que ofrece un camino para unificar al movimiento obrero en su conjunto sobre nuevas bases: democracia sindical e independencia del Estado y de la patronal. Se inscribe en una perspectiva de independencia política de la clase obrera.


La fragmentación ofrece, en ocasiones, canales parciales de movilización e intervención al activismo, debilita los muros de contención, lo cual debe ser explotado por el clasismo para hacer progresar los intereses generales de los trabajadores. Es lo que haremos en la convocatorias del 15 y 21 de febrero. En los casos de CGT regionales que se colocan en posiciones combativas, el congreso con mandatos de asamblea contribuye a ofrecer una vía para pasar de las palabras a los hechos.


Un congreso de bases de los sindicatos se compone de delegados electos que no son nóminas de listas sábanas de los clásicos confederales cegetistas o ceteaístas, sino compañeros votados en asambleas con mandato y programa preciso, rompiendo la regimentación de los trabajadores. Las distintas corrientes se pueden expresar. Pone arriba de la mesa un método para resolver la contradicción que nos atraviesa por décadas de peronismo sindical y aún de centroizquierda sindical, que es tener direcciones que actúan como correas de transmisión del régimen patronal al interior del sindicalismo. La corruptela sindical es un aspecto de este carácter de la burocracia sindical. Está alimentada por la patronal y por ello jamás podría combatirla un gobierno patronal. Al contrario, todos se han valido de ella, desde Alfonsín hasta el macrismo, pasando por el kirchnerismo.


De manera que el Congreso de bases no pretende borrar a los sindicatos ni borrar las necesarias direcciones de los sindicatos. No es “basismo”. Al contrario, se trata de promover representantes directos que abran el rumbo hacia nuevas direcciones.


Aunque resulte difícil su concreción inmediata, la evolución de la lucha de clases puede acelerar su vigencia. Además, es un camino con rica tradición en distintas provincias y momentos del movimiento obrero. Hemos tenido congresos de delegados importantes en Neuquén, Santa Cruz, en Mendoza, en el cordón industrial de Rosario. Es decir que se trata también de un método de aproximación que permite reunir y madurar fuerzas del movimiento obrero y popular, y que hoy vuelve a estar a la orden del día alrededor de las grandes luchas parciales.


El sindicalismo clasista, a su vez, ya practica el método. Así ocurre cuando el Sutna o AGD resuelven sus paritarias, mandatos y paritarios en asamblea, cuando lo hace Adosac, Aten, los Suteba combativos, el Sitraic y tantos sindicatos docentes. Los delegados de ese sindicalismo a un congreso de bases bien podrían ser sus propios dirigentes, porque ya son una dirección de bases.


Llamamos a todos los cuerpos de delegados honestos a debatir esta perspectiva. Un congreso de este tipo, iniciaría un método de elevación de toda la clase obrera y la prepararía como alternativa política y, por lo tanto, de poder. De hecho, involucraría a los trabajadores en un debate no sólo de sus reivindicaciones, sino en una salida de los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas.