Sindicales

10/6/2004|854

¿Que hay detras de los call-centers?

Nuevas tecnologías y superexplotación

La devaluación acrecentó el negocio de los call-centers de tal manera que se comenzó a hablar de un “boom”. Lo cierto es que “los costos laborales argentinos son sustancialmente más bajos que en Filipinas, República Dominicana, Costa Rica e incluso Panamá, todos ellos con buena infraestructura en telecomunicaciones” (Clarín, marzo 2003).


Un trabajador de Teleperformance, compañía líder a nivel mundial, trabaja 9 horas diarias, seis días a la semana, y en promedio vende 5.000 dólares (sí, dólares) diarios, mientras cobra un salario mensual de 800-1.000 pesos (si es bilingüe). En un día de trabajo se paga su sueldo. Norberto Varas, presidente de Teleperformance, reconoció: “Nuestros trabajadores cobran salarios equivalentes a los de la India, aunque con un nivel de capacitación mayor” (ídem). El mismo Varas ya había declarado que “mientras en Estados Unidos el costo por hora oscila entre 23 y 26 dólares, y en México de 15 a 18 dólares, aquí los servicios se ofrecen por 10 a 13 dólares” (La Nación, octubre de 2003).


El teleoperador está sometido a una altísima tasa de explotación. No solamente por la cantidad de horas semanales, y el régimen de pasantías (sin jubilación ni obra social) sino, principalmente, por los intensos ritmos de trabajo y productividad que soportan.


En los call-centers se introdujeron sistemas informáticos que hacen entrar una nueva llamada cada vez que el operador “cuelga”. Se pierde todo control sobre el ritmo de trabajo, que no sólo es rutinario, agotador y estresante, sino que obliga al trabajador a mantener la vista constantemente en la pantalla de la computadora. Esto genera problemas visuales, dolores de cabeza, incomodidades de posición, contracturas y dolores musculares. También se genera pérdida de voz y dolores de garganta debido a la continuidad casi ininterrumpida del diálogo. Los tiempos de descanso, que varían de acuerdo a la empresa y sector, son totalmente insuficientes para reponerse del desgaste e incluso se limitan los tiempos para ir al baño (¡!). Hay escuchas y grabaciones que apuntan a reducir los tiempos de diálogo, verificar el “tono de voz”, la “amabilidad”, la “cortesía” y otros factores del “modelo de atención”. Todo es reglamentado y regulado por un fuerte sistema de controles y supervisores (que en muchos casos reciben la denominación de team leaders, que cobran el mismo sueldo pero contra el beneficio de salir de la posición de trabajo).


Telefónica tercerizó en España parte de sus servicios de atención. En Argentina, a través de Atento, emplea a miles de trabajadores telefónicos por fuera del convenio de actividad.


Todavía quieren más.


Varas (presidente de Teleperformance) le dijo con tono de preocupación a El Cronista Comercial (12/2): “Los principales problemas que estamos enfrentando en este año están relacionados con la falta de flexibilización laboral”, por lo cual se debe “definir un plan de legislación laboral que permita ser más competitivos en mercados externos”. La nueva esclavitud se disfraza con teorías sobre “nuevas formas de trabajo”, una “nueva cultura” y el incremento de la calidad de atención.