La línea de transporte Río de la Plata viene siendo vaciada desde hace rato: 1) se han “extraviado” cerca de una docena de micros, que nunca volvieron al playón; 2) fueron quedando fuera de servicio, por falta de mantenimiento, más del 70% de las unidades; 3) se entregaron coches a cambio de combustible para continuar funcionando; 4) se despidó a más de 100 obreros; 5) ¡se entregó el gerenciamiento a un grupo de depredadores llamado Colcam!; 6) se cerraron ramales.

Todo pasó bajo un estricto encubrimiento judicial.

Este proceso delictivo lleva casi un año. El salario se pagó a cuenta gotas y se acumuló una deuda en varios rubros: salarial, viáticos, vacaciones, aguinaldo, etc. Se intentó una y otra vez la concesión a otros grupos patronales. Los capitalistas que son presentados como económicamente solventes (El Detalle, etc.) buscan desembarazarse de sus propias deudas, se colocan en la cola de los subsidios del Estado, liquidan las empresas que toman fusionándolas con otras y, finalmente, dejan un tendal de despidos.

El 23 pasado, fue decretada la quiebra, la patronal desapareció, los trabajadores pusieron a funcionar la línea. Durante más de 48 horas, los micros tuvieron orden de captura. Allí se abrió otra ronda de manipulaciones (“que la toma El Detalle… que se hace cargo, etc.”).

La decisión obrera de hacer correr la línea fue un síntoma de salud frente a tanta descomposición. Ahora se plantea controlar los ingresos diarios que permitan el pago de salarios e insumos.

Como el proceso de derrumbe es enorme, estamos ante la posible cancelación del piso para operar la línea. Está en juego la continuidad, la defensa de los puestos de trabajo y la reincorporación de todos los despedidos. El Estado debe responsabilizarse del pago de salarios como determina el Convenio de Uta.

Llamamos a las asambleas populares, organizaciones piqueteras y a todo el movimiento popular a defender a la Río de la Plata.