Sindicales

26/4/2012|1219

¡Que se vaya Gerardo Martínez de la Uocra!

Hay que terminar definitivamente con las patotas

La balacera brutal del fin de semana en Florencio Varela es el punto más alto de descomposición al que ha llegado la burocracia que dirige la Uocra. El gremio se ha transformado en una gran patota liderada por Gerardo Martínez. Acompañado de patotas seccionales que han formado grupos "para-sindicales" formados por ex convictos, barrabravas y marginales, que trabajan para esos punteros seccionales que controlan básicamente dos cajas millonarias; una caja blanca de los aportes de los miles de trabajadores de la construcción y una caja negra que es el cobro de comisiones a las patronales por permitir que se trabaje en negro y violando todas las normas de seguridad vigentes.


Las "disputas territoriales" entre las bandas de la seccional de Quilmes y la de Lomas de Zamora, en la zona sur del Gran Buenos Aires nada tienen que ver con los reclamos de los trabajadores de la construcción, donde no existe un solo conflicto gremial con las patronales por parte de la Uocra.


Gerardo Martínez convirtió la Uocra en un aparato antisindical, donde no funciona para nada la posibilidad de una oposición. La democracia sindical no existe, los delegados se eligen a dedo y sistemáticamente se golpea impunemente a los trabajadores que no acatan las decisiones de la patota. Recordemos el caso Olivera, donde se buscó culpar a un activista del Sitraic, de un enfrentamiento de este tipo.


Además de la violencia sindical contra los trabajadores, los dirigentes de la patota que dirige la Uocra actúan, al igual que la burocracia de Pedraza en la Unión Ferroviaria, como empresarios y comisionistas de empresas de transporte, como en las obras de Atucha donde la dirección de la Uocra es la dueña de los micros y también es dueña de los comedores y kioscos que abastecen las grandes obras públicas.


Esta política hasta ahora impune está encontrando cada día más resistencia obrera en la construcción. Se ha construido el Sitraic, un nuevo sindicato democrático con intervención en la zona Sur del Gran Buenos Aires, justamente donde reinan las patotas que se enfrentaron en Varela, todas repudiadas por los trabajadores. En Chubut hay una fuerte organización independiente de la patota de Martínez en Cerro Dragón, con una construcción gremial independiente. Los trabajadores de centenares de obras elijen delegados contrarios a la burocracia y existe un repudio generalizado al secretario general, involucrado en los crímenes de la dictadura militar con relaciones con el Batallón 601 en esos años de sangre y represión a los trabajadores.


Profundizaremos esta organización independiente de la burocracia sindical en todo el país, dentro y fuera de la Uocra. Exigimos una investigación a fondo de los responsables políticos de estos aparatos que deben estar presos como Pedraza. No pueden seguir quedando impunes las palizas a mansalva y los métodos mafiosos impuestos por Martínez.


Los trabajadores no quieren más golpes ni descomposición, reclaman 4.500 de básico, reapertura de las paritarias, paritarios elegidos en asamblea, poder jubilarse, categorizaciones, pago de viáticos por comida y condiciones de seguridad en todas las obras.