Sindicales

25/3/2010|1121

Quebró Massuh

La Justicia decretó esta semana la quiebra de la ex papelera Massuh. El kirchnerismo había formado un fideicomiso, por un plazo de tres años, para reflotarla y cederla, nuevamente, a sus dueños. Pero Massuh tiene deudas que superan los 350 millones de pesos y un concurso que se viene arrastrando desde hace 14 años. La solución K del “Barba” Gutiérrez fue un fiasco.

Para salvar la fuente de trabajo no queda otra que la expropiación.

Es que la quiebra pone al rojo vivo el presente y el porvenir de la fábrica. La planta se encuentra en una situación extremadamente precaria. El Estado no ha puesto un peso. En estos nueve meses, se ha ido acumulando nueva deuda. En el verano, estuvieron paradas un mes las máquinas de papel (continuas) y la sección semi-química (la que fabrica la pasta). Solamente el sector conversión (que recicla el papel que ya viene elaborado) ha trabajado normalmente, favorecido por el hecho de que sus costos de producción son sensiblemente menores.

Por otro lado, en lo que se refiere a las obras en las plantas de tratamiento de efluentes, se avanzó muy parcialmente. El “Barba” Gutiérrez, intendente de Quilmes, formó una cooperativa con los vecinos del barrio para limpiar el arroyo donde Massuh tiraba –y aún se tiran– los efluentes químicos,  causantes de contaminación y muerte. Bajo estas condiciones, la continuidad de la planta pende de un hilo. El gobierno ha vuelto a otorgar los Repro, pero eso no revierte el grave cuadro actual.

Esta situación ha provocado una división en la fábrica. Mientras los jornalizados responsabilizan al gerente Fernando López (funcionario del Banco Nación que actúa en representación de los acreedores), los mensualizados (que abarcan al personal jerárquico, pero que igualmente han jugado un papel activo durante el conflicto) lo defiende. De todos modos, ambos sectores apoyan a Moreno y a la gestión K. No entienden que ha fracasado, no un administrador sino una política. Estamos en presencia de un sabotaje económico del Estado.

Está fuera de los planes de los K estatizar Massuh; los K no pagan deuda con reservas para nacionalizar la papelera. Esto explica el alejamiento de Moreno al frente de la fábrica.

En medio de este cuadro, han empezado a surgir un abanico de propuestas, que van desde el funcionamiento independiente como cooperativa hasta su cesión a un privado o fórmulas de participación conjunta estatal y privada. Pero el desangre actual amenaza conducir, en un plazo relativamente corto, a que la planta deje de operar, ya sea por un estrangulamiento operativo o por una clausura. Reclamemos que el Estado ponga la plata y se haga cargo integralmente del funcionamiento operativo y financiero, así como de las obras de saneamiento ambiental, garantizando los sueldos, con todos los ajustes pactados con la industria.

El ahogo económico que viene ejerciendo el Estado es funcional a la tentativa de hacer pasar una salida lesiva a los intereses de los trabajadores. El gobierno viene de entregarle, hace unos meses, Celulosa Piray (Misiones) a sus 197 trabajadores organizados en cooperativa, pero con una rebaja del 50 por ciento de los salarios y la pérdida de los derechos indemnizatorios.

En otras palabras, le han pasado el muerto a los compañeros, que deben asumir los costos de una reconstrucción que, en el actual horizonte económico, es más incierta que nunca.

Que el Estado expropie a Massuh, ponga los recursos para hacerla funcionar y la coloque bajo control de los trabajadores.