Sindicales

3/11/1994|431

Quién es quién en la CONADU

En PO Nº 430 informamos los resultados de la elección de la Mesa Ejecutiva Nacional de la CONADU, el gremio de los docentes universitarios, en la que el opositor (clasista) Frente Gremial Docente obtuvo 29 votos sobre un total de 80, adjudicándose las secretarías de Organización y de Derechos Humanos.


Tras las elecciones, el secretario de la Asociación de Docentes de la UBA, Daniel Ricci, ha salido a proclamar  que el resultado obtenido por el Frente Gremial Docente se debió al apoyo de Del Bello, el secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.  En particular, “con los votos de Del Bello (el FGD) logró colocar 1 cargo más en la Mesa Ejecutiva de CONADU, Silvia Mansilla (Comahue) como titular y Graciela Molle (UBA) como suplente. Este voto menemista para que los compañeros del PO de la Naranja estén en la Mesa de CONADU, tal vez muestra quién es la verdadera oposición que le preocupa al Gobierno”.  Los “votos de Del Bello” serían los de los cinco delegados de la Universidad Tecnológica Nacional, tradicionales votantes del oficialismo de la CONADU al que ahora adhiere Ricci, y que en esta ocasión proclamaron ante el Congreso que luego de comparar los programas habían decidido dar su voto al Frente Gremial Docente.


Comencemos por aclarar que, aun sin los cinco votos de la UTN, e incluso si esos votos hubieran ido para la lista oficialista Corriente Gremial Universitaria que apoya Daniel Ricci, el Frente Gremial Docente habría obtenido los dos cargos.  Pero lo más curioso es que Ricci no demuestra su acusación ni señala que nunca le molestó la compañía de la delegación de la UTN,  hasta que cambió su voto al Frente Gremial Docente, e inventa el curioso método de caracterizar a una lista a partir de quiénes la votan, al margen de su programa y de sus candidatos.


Pero el Frente Gremial no sólo sumó los votos de la UTN, sino que ya se había asegurado la segunda secretaría con el apoyo de la delegación completa de la Universidad de San Juan, detalle que Ricci no menciona porque le obligaría a explicar algunas cosas que debe preferir no recordar, pero para eso estamos nosotros…


La crisis de la Lista Verde


Daniel Ricci integró en los últimos dos años la lista Verde, agrupamiento que intervino en la anterior elección de Mesa de Conadu, en 1992, y que a lo largo de estos dos años sufrió un proceso de disgregación.  Mientras un sector de la Verde acercó sus posiciones a las del Frente Gremial Docente, otro, del que participa Ricci y los demás miembros de su lista en la UBA (Unidad y Protagonismo Docente), se fue arrimando al oficialismo.  Esto se puso en evidencia en su apoyo a la reforma burocratizante de los estatutos de la CONADU y a la moción de la mayoría de la Mesa de negociar con el Ministerio una reivindicación salarial “realista”, que envió el reclamo histórico del gremio de un salario basado en la canasta familiar al tacho de basura. Coincide también el bloque de Ricci en que la acción gremial debe tener como objetivo “impedir que Menem se vuelva a plebiscitar en el ’95”, subordinando la acción gremial a las supuestas necesidades electorales del Frente Grande.  Es el bloque de quienes pretenden integrar a la CONADU al CTA, porque ”el aislamiento y la falta de encuadre conspira contra la posibilidad de pensarnos como parte de un amplio movimiento opositor a la política gubernamental” (plataforma de la Corriente Gremial Universitaria). “De pensarnos”, no de actuar, ni mucho menos de acabar con esa “política gubernamental”.


Como resultado del proceso de diferenciación política, la Verde se desintegró:  sus delegados de Rosario, Mar del Plata y la UBA se integraron al oficialismo; San Juan dio su apoyo al Frente Gremial Docente, y los militantes “verdes” de Jujuy y Comahue se mantuvieron al margen de esta elección.


Un párrafo aparte merece el PTP. Esta corriente fue invitada por el Frente Gremial para constituir una lista en común, posibilidad que rechazaron, insistiendo hasta último momento en sus intentos por reconstituir a la Verde.  Fracasada esta “misión imposible”, algunos militantes optaron por la abstención, otros por el apoyo al Frente Gremial, y en la UBA se convirtieron en votantes de “la Corriente”.


La cuestión es el programa


El Frente Gremial Docente —cuyos candidatos con filiación política son lo suficientemente “públicos” como para no inquietarse  por la “publicidad” de Daniel Ricci— se estructuró para defender las reivindicaciones docentes, que la conducción de Koffman, continuada ahora por Molina, ha llevado a un empantanamiento total.


La Plataforma de ”la Corriente” no formuló ninguna reivindicación concreta, salvo que por esto se entiendan vaguedades tales como “representar eficazmente a nuestros Compañeros; consolidar la organización gremial; establecer una política de crecimiento institucional; coordinar esfuerzos con otras organizaciones que compartan los objetivos de un mejor salario, una mejor educación y salud para todos; generar una política de acumulación de fuerzas que nos permita incidir en el cambio de un sistema científico y tecnológico , puesto al servicio de la sociedad y la nación argentina; bregar por una Obra Social Unica…; mejor salario y estabilidad laboral…; perfeccionamiento académico y científico…”.


Ricci dice que “desde la Corriente impulsamos en CONADU la Marcha Federal, la UNIDAD con los estudiantes junto a la FUA, con los demás trabajadores y que la CONADU se integre al CTA”. Pero sólo el programa del  Frente Gremial plantea concretamente:  “Nos dirigimos a las direcciones sindicales que participaron de la Marcha Federal y el Paro del 2/8, al CTA y al MTA, convocándolos a poner en pie una Central Obrera independiente de toda política patronal, para terminar con la política de Menem-Cavallo y organizar la lucha por las reivindicaciones comunes a todos los asalariados. Mientras, la plataforma de la Corriente nos habla de “la posibilidad de pensarnos como parte de un amplio movimiento opositor”  (Plataforma).


La UNIDAD con los estudiantes que proclama “la Corriente” es la unidad con la cúpula de la FUA, para redactar proyectos trasnochados como el proyecto de Ley FUA-CONADU, que se encuadra en la Ley Federal de Educación privatista y clerical, legitima a las universidades privadas, es tan reglamentarista como el del gobierno, también liquida la autonomía universitaria e introduce la evaluación en un indisimulado esfuerzo de adaptación a la exigencia del Ministerio, y refuerza la política salarial vigente al establecer un incremento presupuestario escalonado que legalizaría por años la miseria salarial de los docentes y la penuria presupuestaria de las universidades nacionales.  Por el contrario, el Fente Gremial Docente  “se propone unir al movimiento estudiantil, docente y no docente, para que se retiren del Congreso todos los proyectos de ley de educación superior y para organizar, tras la derrota del gobierno, el debate docente, estudiantil y no docente en pos de un proyecto que pueda ser bandera de lucha de la comunidad educativa”.


Sólo el Frente Gremial Docente plantea la derogación de la Ley Federal de Educación y la defensa de un ”sistema de educación pública único, gratuito, integralmente financiado por el Estado en todos sus niveles, incluido el posgrado, laico y científico”.


En suma, los votos para el Frente Gremial han sido para una lista que plasmó tanto en su plataforma como en la trayectoria de sus miembros, una línea de resistencia a la burocratización de la CONADU, a la adaptación de su conducción a la política del CIN y del Ministerio, y la defensa permanente de las reivindicaciones de los trabajadores docentes.  No por casualidad, es la lista que puso en pie la izquierda.