Sindicales

23/8/2018|1516

Rebelión en la universidad

Crece la huelga general docente en todo el país

Candidato a secretario general por la Lista 6 Multicolor Conadu Histórica

La docencia universitaria lleva 34 días de paro desde el inicio del año. En el segundo semestre no se han iniciado las clases y vamos por la tercera semana de cese total de actividades. La lucha crece en todo el país. Al cierre de estas líneas, 40.000 docentes y estudiantes se movilizaban en Córdoba. 


El ajuste es brutal. Desde noviembre del año pasado sólo hemos cobrado un 5% de incremento en mayo y se impondrá un 5,8% en agosto, ambos en forma unilateral ante el rechazo a tal despojo por parte de los docentes. Un docente de hasta cinco años de antigüedad cobra por cargo la ínfima suma de 6.000 pesos. El 5,8% son, con suerte, dos pizzas,  como le gusta decir a Marcos Peña.


La bronca y el hartazgo ante esta provocación han puesto a la docencia de las 57 universidades y los 100 colegios preuniversitarios de pie contra este plan de guerra contra los trabajadores y la educación pública.


Un ataque contra todo el pueblo


La defensa de esta  “pauta salarial” de miseria es inseparable de los planes fondomonetaristas de supuesta “reducción del gasto”. Pero en verdad, cada peso arrancado a los docentes alimenta otro gasto -el del pago de la creciente deuda usuraria.


En  la universidad, el 90% del presupuesto se dedica a los salarios docentes y no docentes. El  derrumbe salarial que pretende el gobierno le significa un  ahorro de más de 15.000 millones de pesos. Un aporte directo de los trabajadores al ajuste del FMI,  Macri y los gobernadores.


Pero los organismos multilaterales imperialistas y la burguesía exigen más. Literalmente: Vidal manifestó que sobran universidades en la provincia de Buenos Aires. Al igual que con Atucha II, Conicet, Arsat y otros, piden el desmantelamiento del complejo científico tecnológico y su privatización. En la universidad se realiza alrededor de dos tercios de la investigación del país y, contrariamente a lo que sucede en Chille o Brasil, el 70% de los estudiantes cursa en la universidad estatal,  que es no arancelada.


El recorte presupuestario de más de 4.000 millones de pesos y el atraso de más de tres meses en el pago de insumos médicos de investigación, de becas o incluso del gas y luz completan el cuadro de ataque al sistema universitario.


Un choque de fondo contra el ajuste


Los métodos de la asamblea general y los congresos con mandato,  y el haber anunciado el paro con un mes de preparación hicieron que, desde el comienzo, la huelga contara con más del 80% de adhesión. La evaluación semanal de su continuidad puso a todos los trabajadores en constante deliberación. Cuando las burocracias sindicales de la Conadu, la Ctera, Fedun, UDA y Fagdut llamaron a la tregua durante una semana a la espera de una “oferta superadora”, hubo una verdadera rebelión. Más de siete sindicatos nucleados en la Conadu kirchnerista de Yasky y miles de docentes desconocieron la resolución de las burocracias y se mantuvieron en paro, tal como había determinado la Conadu Histórica por unanimidad.


Ante la “aparición” del ya comentado 5,8%, las universidades estallaron y comenzaron acciones de huelga y movilización en todo el país. El jueves 16 de agosto, desde Ushuaia a La Quiaca, en más de cuarenta ciudades y pueblos, los trabajadores de la universidad y la ciencia ganaron las calles. Realizaron asambleas interclaustro, cortes, movilizaciones, tomas de rectorados y más de 20.000 personas se movilizaron por sus salarios, sus fuentes de trabajo y  lugares de estudio e investigación. Las burocracias tuvieron que reinstalar la medida y esta tercera semana todos los gremios docentes estamos de paro.


El 21 y 22 pasados, el paro trepó hasta el 90%. El 22 de agosto se realizaron  actos y movilizaciones en 60 ciudades: un verdadero movimiento nacional en defensa de la universidad estatal, laica, científica y gratuita, con marchas de antorchas en Tucumán, movilizaciones  masivas en Posadas, Bahía Blanca y otras 50 ciudades,  mostrando que el movimiento se sostiene firme.


La crisis por arriba


Las camarillas universitarias vieron en este ataque hasta el temor a su propia continuidad. La parálisis absoluta de las obras hicieron desaparecer hospitales enteros, como el nuevo que les prometieron a Barbieri y Yacobitti en la UBA. Incluso se llegó al contrasentido de que en Neuquén, a pocos kilómetros de Vaca Muerta, se tuvieran que restringir los horarios de atención en la sede de la Universidad del Comahue por no contar con …conexión de gas.


Con el atraso en los pagos a los proveedores y el corte de los convenios con el Estado Nacional, las camarillas entraron en pánico. En la universidad Arturo Jauretche del rector pejotista Villanueva, la deuda salarial llega a seis meses para los docentes contratados y el presupuesto aguanta hasta octubre. En la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA se produjeron 400 despidos de no docentes contratados, al terminarse los denominados fondos propios con los que se pagaban sus salarios. Es que el Ministerio de Educación plantea terminar con la paritaria nacional en las universidades y concretar despidos (La Nación, 22/8).


Esto generó en los rectores, tanto de Cambiemos como de la oposición K o pejotista un movimiento para “abrazar” las universidades. Con lo que nadie contaba era con la irrupción de las poblaciones en estos “abrazos”: más de 7.000 personas participaron del abrazo en Florencio Varela, más de 5.000 en Quilmes,  2.500 en Neuquén, más de 1.000 en San Luis, cientos en Paraná, donde se decretó el paro estudiantil.


El paro de la docencia y la crisis de las camarillas provocaron una irrupción popular que lleva  la huelga universitaria al centro de la situación política y abre un primer gran choque entre los trabajadores y el acuerdo con el FMI.


Podemos ganar


Para hacerlo, desde la Agrupación Naranja y La Multicolor de Conadu Histórica llamamos a que las asambleas de docentes con o sin afiliación y las asambleas interclaustro se mantengan en la huelga general y en la movilización general.


Las burocracias sindicales quieren levantar la huelga con la marcha del jueves 30 de agosto. Pretenden que sólo se dirija al Ministerio de Educación y no a Plaza de Mayo, para hacerle un guiño a Macri y a las camarillas universitarias que no van contra el régimen ajustador y se conforman con unas monedas más.


La defensa del salario docente y la universidad estatal requieren seguir con la huelga, marchar a Plaza de Mayo hasta alcanzar el 30% con cláusula gatillo, la devolución de los 4.000 millones de pesos recortados del presupuesto universitario y quebrar el ajuste. Desde esta huelga nacional, con 190 mil trabajadores en lucha, planteamos la urgencia de convocar a un paro activo de 36 horas, un plan de lucha y un Congreso de bases de todos los sindicatos y centrales para dar una salida de los trabajadores a la crisis y terminar con el régimen ajustador.