Los congresos de los tres gremios docentes —Utre, Sitech y Atech—, resolvieron continuar la huelga por tiempo indeterminado y repudiar la “oferta” de 40 pesos en negro y a las conducciones de sus propios gremios, que la habían aceptado horas antes. Ese acuerdo negrero había sido impulsado desde Buenos Aires por Filmus y Kirchner.

Lo que en las mentes de las burocracias sindicales y de Ctera constituía un virtual cierre de la lucha para todo el año fue literalmente dado vuelta por la acción del activismo docente. El ministro de Gobierno tuvo que reconocer que “hubo un quiebre importante en la línea dirigencial, que se vio desbordada por cuestiones que se tornan lamentables. Si nosotros nos sentamos a negociar con quienes carecen de representatividad como para llevar a cabo un preacuerdo firmado, discutido y negociado con intervención del Ministerio de Educación de la Nación, de legisladores nacionales, del señor gobernador, bueno, a partir de allí resta una reflexión de preguntarse (sic) qué intereses mueve a este pequeño grupo de dirigentes porque no sabemos a qué apuntan” (diario Norte, 12/7). Los congresos de los sindicatos expresaron la rebelión que se desencadenó en las bases docentes de toda la provincia. Luego de los congresos del sábado, la huelga se ha generalizado.

La burocracia, profundamente golpeada por la decisión de continuar la huelga, se ha dado como tarea “conducir la derrota” (textual). Se ha abierto, entonces, una situación enormemente contradictoria. El No de los congresos docentes desbarató la maniobra del gobierno para derrotar la huelga, pero dejó la dirección de la huelga en manos de la misma conducción que es incapaz de llevarla a la victoria.

En las horas previas a los congresos, una asamblea de delegados, docentes y padres de 22 colegios había votado propugnar la convocatoria de una Asamblea Provincial Interescuelas. Este es el camino. Llevemos al Chaco los métodos de la heroica huelga de los docentes de Salta.