Sindicales

29/5/2021

Río Negro: Personal de Servicios de Apoyo de escuelas, más ajuste que vacunas

Los porteros y porteras (PSA) tenemos que organizarnos.

Portero

A casi seis meses del retorno a las escuelas de las y los porteros (PSA), se concretó ayer la aplicación de la primera dosis de la vacuna Sputnik V al personal que cumple funciones en la localidad de Fiske Menuco. Una jornada esperada por el conjunto de trabajadores, que veía con incertidumbre cómo se avanzaba en el calendario de vacunación para la población de riesgo y las y los esenciales, sin tener en cuenta al personal que a diario sanitiza las escuelas en esta obligada presencialidad. Presencialidad que el gobierno de Carreras impuso, sin las condiciones necesarias de bioseguridad para el personal docente y no docente, bajo la mirada cómplice de las burocracias de Unter (sindicato docente), ATE y UPCN.

Durante las últimas semanas, las declaraciones negacionistas de la ministra de educación y otros funcionarios se replicaron en los distintos medios de comunicación asegurando que las escuelas son espacios libres de contagios.

Quizás lo que dice la ministra sobre la baja circulación del virus en las escuelas sea cierto, pero de ser así no cabe dudas de que es por el comprometido trabajo que realizan a diario los PSA sanitizando los establecimientos, muchas veces sin los recursos o insumos necesarios. Una tarea fundamental que sigue siendo no reconocida y mal paga, con sueldos de miseria, con adicionales por tareas de cocina, mantenimiento y de operario de chacra bajos y congelados.

Un renglón aparte merece la situación de las y los trabajadores ingresados en el último tiempo, que se incorporan cobrando horas cátedras bajo la figura de “técnico auxiliar ” con salarios menores a los PSA, sin estabilidad laboral y que ofician como verdaderos “colimbas”, debido a que no se pueden oponer, negar o cuestionar ninguna orden que baje de la coordinación. Se cae de esta manera el circo armado por la conducción provincial de la verde Anusate (ATE), cuando proclamaba con bombos y platillos “una etapa de recuperación de derechos” de las y los trabajadores de PSA a los que recién a mitad de año, se les pagará la primera cuota de la indumentaria, una irrisoria suma. Ni siquiera se usa para la compra del ítem por el cual se paga, sino que es utilizada para la compra de alimentos en un contexto de brutal inflación. Ni que hablar del pago de la movilidad de la cual se viene hablando hace años, un derecho que sigue sin reconocerse al personal.

Como elemento adicional es necesario tener en cuenta que a diferencia del personal docente, los PSA no pueden acceder a un doble cargo, si no que se les ofrecen horas suplementarias que se pagan en negro con varios meses de atraso. Estas horas son utilizadas también por la coordinación como “premio y castigo” para aquellos que cumplen o no a rajatabla lo que desde la coordinación local se pide. De más está decir que las burocracias locales lejos de combatir este mecanismo, lo utilizan también para presionar a los propios afiliados y afiliadas.

La precaria situación de los PSA se encuadra en el marco de ajuste general que el gobierno de Arabella Carreras y Fernández llevan adelante en el país y en la provincia, con el objetivo de garantizar el pago de las deudas. A la vez se sostiene la tasa de ganancia de los intereses económicos a los que representan (que no son precisamente los de los trabajadores). Como se dijo, esto no sería posible sin la complicidad de las burocracias de Unter, ATE y UPCN que han funcionado y funcionan como una verdadera contención a los reclamos.

A este programa de ajuste debemos oponerle un programa de salida de y para las y los trabajadores. Esto solo es posible organizándonos de manera independiente de Estado y de las burocracias.