Sindicales

8/11/2007|1016

S.O.S. para las fábricas recuperadas

Por una campaña de conjunto

La resolución judicial que acorta a un año (hasta el 20 de octubre de 2008) los plazos de la gestión de la ex Zanón por parte de la cooperativa Fasinpat (Fábrica sin Patrones) se inscribe en un ataque de conjunto contra las empresas y fábricas recuperadas por los trabajadores.


El próximo 15 de enero de 2008 vence el plazo para la reglamentación de la ley de la Legislatura porteña de 2004, que confirmaba la expropiación de los bienes donde funcionan doce empresas (entre ellas Ghelco, Chilavert, Brukman, Grissinópoli, Gráfica Patricios, entre otras) y disponía fondos para su compra por parte del Estado, para que luego éste las vendiera a las respectivas cooperativas. La caducidad habilita a los antiguos dueños o a sus acreedores a reclamar la devolución de las empresas. Macri ya ha adelantado que va analizar “caso por caso”, lo cual es un efeumismo para indicar la restauración de las empresas a los vaciadores.


Sobre los trabajadores del Bauen pende un ultimátum judicial para que devuelvan el hotel a los empresarios que lo vaciaron. 'Progres' y 'derechistas' votaron en común, tiempo atrás, una ley que dispone la devolución del hotel.


En la provincia de Buenos Aires, las cámaras legislativas ya han ejercido ese filtro. Decenas de fabricas han quedado sin protección legal al vencer los plazos de las expropiaciones transitorias que las beneficiaban, entre las que se cuenta Sasetru Gestión Obrera. Otras están al pie del patíbulo, con sus expropiaciones a punto de vencer. Entre las más emblemáticas se encuentra el Frigorífico Yaguané, cuya expropiación expira en abril de 2008.


En Neuquén, el gobernador electo Jorge Sapag se niega a recibir a los representantes de Fasinpat; ni uno solo de los diputados de la Legislatura provincial ha querido atenderlos. Han “cajoneado” las casi 20 mil firmas reunidas por los ceramistas en apoyo a la gestión obrera.


A este panorama se une la asfixia y precariedad económica en que se encuentra una parte considerable de las fábricas recuperadas. Entran en un deterioro que las va conduciendo a un estado terminal. No tienen fondos para renovar la infraestructura, ni para mantenimiento.


Otra de las manifestaciones visibles son los sueldos que, de un modo general, están por debajo de los de convenio de su propia rama. En momentos en que asistimos a un proceso de reactivación capitalista, los trabajadores podrían ganar más yendo a otra fábrica, o incluso si la empresa volviera a estar en manos de patrones. Ni hablar del hecho que la mayoría de las recuperadas carece de obra social y beneficios jubilatorios.


Esta presión económica es funcional al copamiento de las gestiones obreras por parte del capital. En nombre de una inyección de capitales, que se convierte en una necesidad cada vez vital, se pretende forzar a las cooperativas a una asociación con grupos empresarios. Estas formas de asociación están muy avanzadas en ciertas fabricas como la ex Zanello de Córdoba, que está en un vertiginoso proceso de expansión. En la misma dirección está yendo la ex Gatic de Pigüé, cuya cooperativa armó recientemente un fideicomiso con la participación, entre otros, del banco Credicoop. A quienes no entren en esa dinámica, se las condena a la desaparición.


Programa y plan de lucha


Para el actual régimen político, el cierre de este ciclo de ocupaciones y gestiones obreras es ineludible.


En la mayoría de los casos, si no en todos, se trata de una confiscación del valor creado en base al esfuerzo obrero sobre activos que de otro modo hubieran sido liquidados a precio de remate. Esto lo enuncia claramente la Fiscalía General respecto del caso de Zanón, al “recomendar” (en sintonía con la exigencia de acortamiento de los plazos de uno de los principales acreedores, SACMI) el acortamiento de la gestión cooperativa, a la cual pondera en el sentido de que “la continuidad de la explotación de empresa fallida permitirá la obtención de un mejor precio de realización de los bienes, lo que beneficiará a la masa de acreedores”.


Todo este panorama ya está abriendo —y va abrir todavía más- un cuadro de deliberación en el seno de las fábricas. Tenemos la oportunidad de hacer una campaña y disputarle el terreno a Caro y a los otros punteros y expresiones políticas, que han logrado hasta ahora colonizar el movimiento de fábricas recuperadas.


Planteamos el siguiente programa:


• Expropiación de todas las empresas recuperadas para su entrega gratuita a la gestión de las cooperativas obreras.


• Dos mil millones de pesos en el presupuesto 2008 para la capitalización de las empresas bajo gestión obrera.


• Garantía estatal de un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar.


• Reconocimiento de la afiliación sindical de los trabajadores de las “recuperadas” a sus respectivos gremios. Obra social y beneficios jubilatorios.


• Nacionalización de la banca. Incorporación de los representantes obreros a su directorio.


Llamamos a impulsar una asamblea en torno a este programa y un plan de lucha en común de todas las fábricas ocupadas y bajo gestión de sus trabajadores.