Los gráficos fuimos víctimas (una vez más) de una anti-paritaria.

Sin consulta alguna, el ongarismo cerró por un 25% en cuatro cuotas: 10% desde abril, otro 5 en junio, 7 en octubre y el último, 3% recién en enero de 2011. Exactamente la pauta fijada por el gobierno a principios de año.

La escala gráfica queda entre las más bajas de toda la industria. La categoría 1 apenas alcanza en junio los 2.275 pesos en bruto, la mitad de la canasta familiar. Esto contra una inflación proyectada por encima del 40%.

En contraste con esta política, Interpack condujo la negociación salarial al interior de la planta sometiendo cada propuesta de la patronal a la presión de la asamblea general y a la alternativa de un plan de lucha.

Finalmente, se acordó que el 25% se aplique al conjunto de los adicionales y en dos cuotas (abril y septiembre) lo que duplica los montos oficiales. Con esta recomposición, los salarios conformados se ubican en una banda que va de la canasta familiar a poco más del doble para un oficial impresor. Un 120% por sobre los básicos de convenio.

El incremento conquistado por Interpack (Morvillo cerró un acuerdo similar) resalta la miseria firmada por la directiva –del mismo modo que la paritaria de la alimentación lo hace en un sentido general– y debería obligarla a considerar todo de nuevo.

Siguiendo este criterio la asamblea de Interpack I votó el reclamo al sindicato para que se reabra la paritaria. Se comprende que la preservación de las conquistas de Interpack, Morvillo y algunos otros pocos talleres sólo puede ser parte de una lucha de conjunto por el convenio. Reclamamos plenario de delegados con mandato, algo que tuvo un antecedente fuerte hace algunos meses: la comisión interna (verde disidente) de AGR propuso un plenario de todos los delegados del gremio en una reunión con 80 de ellos y ganó la votación. El plenario fue desmantelado interna por interna, pero la bronca por el salario lo puede plantear nuevamente.