Sindicales

6/11/2008|1062

Salta: De nuevo el cuento de la ‘mesa del diálogo’

De manera irregular, mediante la ruptura de una masiva asamblea autoconvocada de 900 docentes, cuando una mayoría votaba, por escaso margen, una contrapropuesta que mantenía el plan de lucha, se suspendió la huelga y el acampe salteño. Se cumplía la cuarta semana del plan de lucha. Las carpas se habían instalado en la mitad de la última semana (de 120 horas de paro), luego de que una movilización multitudinaria doblegara el impresionante operativo policial en la plaza 9 de Julio, en Salta capital.

También se instalaron carpas en Tartagal, Güemes, Orán y Salvador Mazza.

Hasta ese momento, había fracasado un enorme operativo político del gobierno, con sus medios de prensa, para desmoralizar a los docentes y aislar esta lucha.

En este cuadro Urtubey maniobró. El gobierno recibió nuevamente a los delegados de la asamblea, luego de hacer un anuncio unilateral para tratar de forzar el levantamiento del paro. Se pagan 100 pesos (sólo en noviembre) a cuenta de un futuro saneamiento de la grilla salarial (en base a una ayuda extraordinaria del gobierno nacional), se devuelven los días de huelga descontados y se reanuda una “mesa de diálogo” que en todo el año no ha producido fruto alguno.

El anuncio mereció el repudio unánime de la asamblea. Sin embargo, se reeditó la posición del sector mayoritario de los delegados de la asamblea, encabezado por Gamboa y Sánchez, quienes a lo largo del año han alimentado las expectativas en las “posibilidades” de una “mesa de diálogo” para avanzar en la eliminación de todos los montos en negro y la recuperación de la relación interior de la escala. En nombre de una expectativa similar y siguiendo las posiciones de Gamboa y su sector, se había levantado, por ajustado margen, el paro del 1º de agosto a pesar de que venía con un alto acatamiento.

Pero lejos de una variante de recuperación histórica de los salarios docentes, Urtubey ya ha decidido una política de miseria salarial sometida a la ley de presupuesto que está por votarse, y a la que todos los empleados públicos deberían disciplinarse.

Las mociones

El sector de Gamboa intervino en favor de suspender las medidas, con el argumento de los límites para sostener la medida de fuerza.

Tribuna Docente y un amplio sector de la asamblea defendimos en cambio una contrapropuesta: solamente podía suspenderse la medida si los 100 pesos iban al básico. Esta moción tenía el carácter de un compromiso, pero implicaba mantener las carpas y emplazar al gobierno con un paro de 48 horas para que diera una respuesta.

A la hora de votar se produjeron dos conteos confusos: el primero dio ganadora a la moción de suspender; el segundo a la de continuar. Los docentes que votamos continuar aceptamos trasladarnos a un salón para que nos cuenten “uno por uno” (otro compromiso). Pero el sector que está a favor de suspender se niega a someterse al mismo mecanismo para que la votación sea inobjetable. El sector de Gamboa pretende imponer su voluntad retirándose de la asamblea.
Esto va a acompañado de una agitación contra las agrupaciones y en particular contra el Partido Obrero, nada menos que por parte de quienes, por su conducta, se están postulando, ante el gobierno de Urtubey, como el recambio de la podrida burocracia de Choque. A eso apunta la creación de una ‘mesa de diálogo’ dilatoria, en la cual coinciden el gobernador y Gamboa. En oposición a esta desnaturalización de la dirección, que debe ser responsable ante la asamblea autoconvocada, defendemos el método de esta asamblea contra toda tentativa de entronizar a una nueva burocracia sindical.

Debido al retiro del grupo de Gamboa, la asamblea queda partida en dos, con una ajustada mayoría de los que estábamos por continuar y a favor de la contrapropuesta.

En este cuadro, sin condiciones para garantizar la continuidad, se decide suspender por una semana.

Desde Tribuna Docente impulsamos asambleas en cada departamento para ratificar o rectificar delegados y una asamblea provincial unitaria para definir el curso del plan de lucha.