Sindicales

20/7/2017|1467

“Se abrió una nueva etapa”

Charla-balance sobre la lucha de AGR-Clarín


La noche del viernes 14, el local de Pompeya del Partido Obrero se encontraba repleto de asistentes a la charla de balance del conflicto de AGR-Clarín. Hablaron Pablo Viñas, secretario general de la planta AGR-Clarín; Miguel Bravetti, dirigente de la Naranja Gráfica; Marcelo Ramal y Jorge Altamira.


 


Pablo Viñas comentó los orígenes esta lucha, cuando en 2004 la patronal despidió a 120 trabajadores en medio de una represión, incluido al propio Viñas. Pablo contó cómo durante ese período se formó una nueva comisión interna K hasta que una cámara oculta reveló la forma en que negociaban sus fueros sindicales para lograr un retiro mayor. En 2011, un fallo ordenó la reincorporación de Viñas a la fábrica. De inmediato, se abocó a armar una lista para las elecciones de delegados, que ganó y dio comienzo a una serie de recuperación de derechos, convenio, estabilidad laboral y, sobre todo, la unidad de los trabajadores. “La lucha de AGR desmiente la tesis de Patricia Bullrich, que dice que donde está la izquierda, hay despidos. La diferencia es que donde está la izquierda se combaten los atropellos patronales” (…) El conflicto puso en el radar métodos históricos del movimiento obrero, como la ocupación de fábrica. Lenin decía que las grandes huelgas son batallas que da el movimiento obrero, como parte de una guerra más general contra el régimen social capitalista. Como parte de ello,  tenemos que construir nuestro partido” (…) Ocupamos AGR a pesar de que ofrecían el 120 por ciento de indemnización” -agregó Viñas-. El 20 por ciento de más que querían dar como indemnización era un soborno para reventar a un colectivo organizado y que se fuera a la casa por un capricho del grupo Clarín,  para luego cerrar una planta y contratar personal precarizado. Lo rechazamos con gusto y con honor,  para librar este enorme combate”.


 


Reorganización antiobrera


 


Miguel Bravetti dijo: “Asistimos a una reorganización capitalista antiobrera, con cierres, fusiones y  trabajo flexibilizado. Es el modelo Vaca Muerta. Hoy, en muchos talleres el convenio gráfico es letra muerta, la flexibilidad se encuentra de hecho, salvo en fábricas donde hemos defendido las condiciones de trabajo. Siempre le hemos dado una importancia a la lucha por conquistar los cuerpos de delegados. Y AGR es un ejemplo de lo que implica la organización de una fábrica en términos clasistas”. Sobre los términos del conflicto, Bravetti planteó: “En la lucha de AGR nos dirigimos a las grandes organizaciones, a la CGT, al sindicato gráfico, como parte de una política dirigida a la base obrera (…) La lucha de AGR puso en primer plano las ocupaciones de fábrica. No es una medida de lucha más, como polemizamos con algunos compañeros de la izquierda. Pone en disputa el mando capitalista de la conducción de la producción”. Bravetti reivindicó el papel de AGR en la irrupción política de los trabajadores en el último período y su rol en la convocatoria al paro del 6 de abril, que la CGT llamó para luego sostener con más fuerza aún la tregua. “Fueron 164 días de lucha, se desalojó AGR luego de dos intentos anteriores. Esta lucha va a quedar como un gran hito del movimiento obrero”.


 


Marcelo Ramal señaló que “no estaría el país entero discutiendo la ocupación de Pepsico si no hubiera existido la ocupación de AGR. Hay una clase social que reclama libertad para liquidar las conquistas de un siglo de lucha de los trabajadores. Frente a esa voluntad, la clase obrera quiere colocar un veto y la ocupación de fábricas es ese veto, mediante la acción directa. Sobre los dichos de Bullrich, Ramal dijo: “Por cada AGR o Pepsico que se ocupa, hay decenas de fábricas dirigidas por la burocracia sindical que cierran sin pena ni gloria. Las fábricas donde está la izquierda luchan contra esos cierres. Hubo estas luchas, pero estas luchas preparan otra más general para que toda la clase obrera salga a quebrar esta escalada contra el movimiento obrero”.


 


Por una política de ocupaciones de fábrica


 


Finamente, Jorge Altamira arrancó comparando las actuales ocupaciones con la oleada que tuvo lugar bajo la crisis de 2001. “El contraste es significativo. En 2001 se desmoronó el régimen capitalista y los trabajadores ocupaban frente al vaciamiento. La reacción de la burguesía no fue que el patrón tenía derecho a despedir, sino autorizar la expropiación. Así actuó la burguesía en 2001: ‘Salvemos el barco y llevemos al movimiento obrero a un callejón sin salida, porque una vez que salvemos el sistema nos vamos a ocupar de que estas empresas recuperadas no tengan salida: tienen que pagar las indemnizaciones a los capitalistas, no tienen acceso al crédito bancario’. En cambio, y frente a estas ocupaciones, dice que son del patrón y que, si quiere, las cierra. Es una ofensiva brutal. La burguesía cree que tiene condiciones para ser más audaz. Y esto potencialmente presenta una situación más revolucionaria que en 2001. Porque si les rompemos los dientes arrancando desde la osadía, van a sufrir un desmoronamiento político completo, a manos de los  trabajadores y no (como en 2001) de los bancos, que dejaron de pagar los depósitos. Si nosotros derrotamos a la política patronal, será por la acción política de la clase obrera”.


 


“Tenemos que desarrollar una tendencia a la ocupación de fábricas: no es sólo una acción combativa y justa, se trata de una tendencia. Las coordinadoras tienen que formarse antes para que sean potencialmente capaces de sostenerlas. Como somos un partido muy responsable, señalamos: las ocupaciones de fábrica sólo pueden triunfar si se generalizan. Y en un determinado momento la generalización es ya fruto consciente del movimiento obrero.


El país está transitando hacia una nueva dirección política. Tenemos que desarrollar coordinaciones, ocupaciones de fábrica, listas clasistas, comisiones internas: son los brotes verdes de una nueva dirección.


 


Estamos en una campaña electoral y decimos: voten al Frente de Izquierda. ¿Es electoralismo? Quizá por primera vez los que voten al FIT saben que están votando por la ocupación de AGR y Pepsico, y por la huelga del transporte en Córdoba. Pocas veces, la unión entre la clase que lucha y el partido que está con ella aparece de manera tan manifiesta. Hay que sacar las conclusiones de estos acontecimientos”.


 


Altamira contrapuso las decisiones patronales de cerrar plantas con las ocupaciones obreras, y destacó el significado estratégico de la decisión de los compañeros de AGR de editar la revista Viva de los Trabajadores. “Es la clase obrera la que aparece pugnando por el desarrollo de las fuerzas productivas, frente a la determinación capitalista de liquidarlas. En la ocupación de planta, por eso mismo, está colocada una cuestión de poder”. 


 


“Se abrió una nueva etapa. Vamos a poner la campaña electoral al servicio de las luchas entendiendo esto no sólo en ir físicamente a una fábrica ocupada, sino usar la campaña electoral para ver qué nos ilustra la acción del movimiento obrero en oposición a la destrucción de fuerzas productivas de los capitalistas. Si lo podemos hacer, será el mejor aporte para nuestra causa”.


 


 


Foto: Fede Imas