Sindicales

26/2/2004|839

Se desinflan los gordos

Una de las manifestaciones más claras de la gran crisis que atraviesa la burocracia sindical en la Argentina es la situación del gremio de la alimentación. Daer puede llegar a perder su gremio.


Las razones hay que buscarlas en el uso y abuso de los acuerdos flexibilizadores con las patronales. Esto ha llevado a dos crisis simultáneas: una, en la propia directiva burocrática, que se ha partido al medio, y la otra por un creciente descontento obrero. Está en desarrollo un reagrupamiento en varias fábricas importantes, que cuenta con simpatías en varios sectores del gremio.


Daer intentó colocar cláusulas absolutamente proscriptivas en el estatuto, para poder mantener su poder en el gremio. Tanto a las comisiones internas que quieran formar lista como a sus propios pares, les cercena la posibilidad de presentar congresales propios.


La crisis ha llegado al Gobierno. Hay una impugnación al congreso fraudento de Daer. La burocracia tiene amigos del alma en el Gobierno. El adjunto del gremio, ahora rival de Daer, tiene la bendición de Kichnner, y Daer es íntimo de Tomada.


Por fuera de la pelea burocrática, avanza la reorganización del activismo que se movilizó contra el congreso trucho de Daer, que hace asambleas y mantiene una lucha diaria contra los avances patronales. El próximo objetivo de las patronales y el gobierno es liquidar el activismo; pueden absorber un cambio de Daer, pero solamente por otro Daer. Sigue sin ser reconocida la combativa Interna de Stani; no pueden quebrar la oposición en Terrabusi, y algunas fábricas más pequeñas, como Pepsico, también dan batalla.


Ahora hay que avanzar en la coordinación por abajo, pues hay mucha bronca por los salarios de hambre y por los infernales ritmos de producción; y también en un programa que se delimite de los seudo opositores.