Se extiende el conflicto en aceiteras

Urge un plan de lucha de la Federación

Los despidos en Dánica (33 en Llavallol y 30 en San Luis), y la amenaza de cierre en Viluco (Santiago del Estero), donde peligran 200 puestos de trabajo, tienen por respuesta una firme acción de lucha de los trabajadores que acampan en los portones manteniendo bloqueos.


El Grupo Beltrán, con su reciente adquisición de ambas plantas de Dánica, avanzó con estos despidos luego de intentar imponer rebajas salariales y ataques a las condiciones de trabajo, que fueron rechazados por la asamblea de base hace dos meses, en el caso de la planta de Llavallol. La primera audiencia en el Ministerio de Trabajo en La Plata fue la confirmación de la intransigencia patronal, que en los hechos desconoce la conciliación obligatoria al no permitir el ingreso de los trabajadores.


La patronal dio un paso más presentando un Proceso Preventivo de Crisis, con el objetivo de poder realizar despidos pagando la indemnización al 50%. El paro total de actividades, acampe y bloqueo de los portones fue ratificado por la asamblea, y lleva diez días. La empresa está siendo fuertemente afectada, según señalan los trabajadores, ya que no pueden retirar el stock acumulado en las cámaras de la planta de Llavallol.


Por su parte, la empresa Viluco (biodiésel) también ha presentado un Preventivo de Crisis, como lo hacen centenares de empresas para extorsionar a los trabajadores con el objetivo de despedir, rebajar salarios y empeorar condiciones de trabajo.


Para que no haya otro Nidera: plan de lucha aceitero ya


La extensión en el tiempo de estos conflictos sin una respuesta del conjunto de los sindicatos aceiteros que integran la Federación, es cederle terreno a la ofensiva patronal. El reciente cierre de Nidera ha dejado como conclusión fundamental que el aislamiento del conflicto durante dos meses significó la destrucción de los 200 puestos de trabajo, una derrota que duele más por la parálisis de la Federación que decidió no dar la lucha.


Esta misma línea se verifica en el contenido político que le han dado al paro del 30 de abril, Moyano y el Frente Sindical para el Modelo Nacional que la Federación integra, que no ha sido el comienzo de un plan de lucha para enfrentar los despidos y ataques patronales y del gobierno Macri, sino un acto con fines electorales, puntualmente tributando al retorno de Cristina Kirchner.


La firme lucha que están dando los trabajadores aceiteros de Dánica, Viluco y otras plantas en conflicto requiere de un plan de acción contundente, discutido en asamblea de fábrica, y resuelto en un plenario nacional de delegados con mandato de base, que parta de un inmediato paro nacional.


Un plan de acción de la Federación no será sólo una expresión de solidaridad con los aceiteros en lucha, sino la respuesta del conjunto de los trabajadores aceiteros frente a una avanzada de las mayores empresas que despiden masivamente o cierran como ha sido en Cargill, Bunge y Nidera-Cofco, y que intentan aplicar la reforma laboral lugar por lugar afectando el salario y las condiciones de trabajo conquistados con grandes luchas.


Sobre esta base, partiendo de una exigencia a la Federación Aceitera de acciones nacionales y contra el aislamiento de los conflictos, está planteada la ocupación de cada fábrica aceitera que despida masivamente para romper la intransigencia de las patronales.