Sindicales

10/2/2000|654

Se largó la ofensiva contra los docentes

Todavía no se habían apagado los ecos mediáticos relacionados con el levantamiento de la Carpa ni las exclamaciones de júbilo de Maffei sosteniendo que este gobierno era ‘diferente’, cuando éste anunció una andanada de medidas:


1) Un nuevo régimen de evaluación, por medio del cual los docentes comenzarán a cobrar discriminadamente en función de su supuesto rendimiento.


2) Los estudiantes de carreras terciarias y universitarias serán evaluados antes de recibirse: un filtro limitacionista largamente acariciado en gestiones anteriores.


3) Una ley de ‘solidaridad intergeneracional’ para que los graduados de la Universidad ‘devuelvan’ los recursos que ésta dice que invirtió en ellos, los que se destinarían a becas para alumnos de menores recursos (es decir, una suerte de arancelamiento cuyo pago se difiere en el tiempo).


Estas medidas están en sintonía con las ‘recomendaciones’ llevadas al gabinete por el Banco Mundial.


Para colmo, el gobierno acaba de anunciar que el incentivo se pagará en cuotas. Ni hablar de lo que pasará en el futuro con este incentivo, cuando el gobierno se desgarra las vestiduras sobre la magnitud del déficit fiscal (aunque sigue pagando puntualmente los compromisos de la deuda externa) y cuando, a ojos vista, las grandes empresas se niegan a pagar el impuesto.


El fracaso de la política de Ctera no podría ser mayor. No hizo falta más que un suspiro para comprobar que el levantamiento de la Carpa ha sido un crimen contra la docencia.


Luego de esta experiencia, no puede caber duda de que Llach no es un cuerpo extraño dentro del gabinete aliancista, ni un ministro ‘contra natura’, encaramado accidentalmente por esos juegos e ironías de la historia, que iría a contramano de los planteamientos y programa que enarbola la centroizquierda.


El propio Chacho Alvarez ha hecho punta en la cruzada para liquidar el Estatuto del Docente y reemplazarlo por el salario por mérito, que no es más que una forma elegante de consagrar el salario a destajo y la precarización.


La política de aliancistas y frepasistas coincide estratégicamente con Llach.


En este contexto, cobra aun más importancia el pronunciamiento emitido por el Plenario de Delegados de La Matanza a fines del año pasado, que plantea una tajante denuncia de la política del gobierno aliancista, impugna el levantamiento de la Carpa y llama a profundizar la lucha por el salario y en defensa del Estatuto. Este pronunciamiento constituye una base de principios en torno a la cual debería impulsarse la exigencia de un plan de lucha y la convocatoria de un Congreso de bases, con delegados elegidos y mandatados en asamblea para organizarlo.