Sindicales

6/7/1993|395

¿Sindicato o empresa?

En diciembre pasado la Federación Ar­gentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLyF) realizó un Congreso, y como es habitual, los delegados que participaron lo hicieron al margen de cualquier mandato de asamblea. Así, la burocracia pudo justificar su política de vaciamiento sindical, que ha llevado al sindicato a estar completamente desmovilizado ante el hundimiento de los salarios y la eliminación de importantes con­quistas laborales y salariales del convenio y también ante la política de entrega del go­bierno nacional. En ese Congreso incluso se fue un poco más lejos en esta orientación, se autorizó a la cúpula sindical a “comprar accionas o administrar las del programa da Propiedad Participada”, e incluso a “participar en los procesos de privatiza­ción de las empresas energéticas”.


Acto seguido, (a burocracia se presentó asociada con otros pulpos capitalistas en varias licitaciones y fue premiada con el control de las centrales térmicas del NOA, y, ahora aparece interesada en participar en el proceso privatizador del sistema de distribu­ción provincial.


La burocracia de Lescano y cía., con los fondos sindicales aportados por miles de trabajadores, se ha transformado en propie­taria de una importante empresa y como tal va a actuar frente a sus trabajadores, aun­que pretenda disimularlo con una intensa campaña, sosteniendo que “estas trans­formaciones electro energéticas serán el primer paso para asegurar la estabilidad del trabajo, el convenio colectivo de tra­bajo, la salud, el salario, etc.” (Comunicado 17/93). El cinismo de la burocracia no puede ser mayor, pues se declara esto en momentos en que se han producido decenas de des­pidos en la central de Gúemes (Salta), y cuando la FATLyF no movió un dedo cuando Segba despidió 2.000 trabajadores, o ahora haciéndose los burros ante el anuncio del gobierno de imponer la “reforma laboral” y destruir los convenios y sus conquistas. Es más, la burocracia va a estar obligada, en nombre de la necesaria rentabilidad de la empresa, a atacar el salario, a acentuar el régimen de superexplotación y a procurar el aumento de las tarifas, como lo hace cual­quier patronal.


En este cuadro la tarea de reconstruir al sindicato es una cuestión de vida o muerte, y es la tarea central que debe abordar la agrupación “Cambio 02”, que agrupó a los delegados y al activismo combativo en las elecciones sindicales realizadas el año pa­sado, siendo respaldada con un tercio de los votos. En fundón de ello se debe preparar una campaña dirigida a reunir al plenario de delegados (en muchos casos el paso previo es la elección de delegados) y la asamblea general para discutir un plan de acción dirigi­do a defender el convenio, y el cumplimiento de todas las conquistas que actualmente son desconocidas (como el pago de la BAE), a asegurar la estabilidad laboral y quebrar el congelamiento salarial. Por esa vía se deben preparar las condiciones para poner en pie una nueva organización sindical indepen­diente de los empresarios que controlan la FATLyF.