Sindicales

25/7/1995|457

Smata Córdoba: movilización contra los despidos

Entrevistamos a un compañero delegado de Ciadea

P: El viernes 14 hubo una importante asamblea en el SMATA, con 2.000 trabajadores ¿Qué se discutió?


R: La industria aumotriz está plagada de suspensiones y despidos, y el panorama es que se profundizarán. A las 1.300 suspensiones de Ciadea hay que agregarle 43 despidos en Thompson Ramco y jornadas reducidas en talleres como Vergomi. Ahora tenemos sobre nuestras cabezas la amenaza de despedir a los suspendidos de Ciadea y la “privatización” del sector de mantenimiento, que puede significar 600 trabajadores en la calle. Esta política ya había sido desarrollada por la empresa con el consentimiento del gremio.


P: ¿Cuál fue el desarrollo de la asamblea?


R: Allí se vieron claras dos políticas. La de Rodríguez, que pretende que se reúna la comisión automotriz para discutir allí la situación de los despidos. Rodríguez tiene una disputa con Cavallo, pero él trabaja para las patronales, por eso firmó los convenios que nos atan de pies y manos. Nosotros propusimos, y así se resolvió, que la política del gremio debía ser resistir cualquier despido o intento de despido. Mocionamos que se repartan las horas de trabajo pagando el 75% de las horas caídas. Lo que correspondería es el 100%, pero el convenio establece el 75%. En caso de no lograr esto, pedimos la rotación de las suspensiones, para que no se concentre en algunos compañeros que serán finalmente despedidos. Para esto votamos que se haga un plan de lucha con movilizaciones y ocupaciones de planta. La directiva de Córdoba planteó que a la marcha venga Rodríguez; se resolvió que las movilizaciones se hicieran con él o sin él.


P: ¿Querés agregar algo más?


R: Hay que dejar claro que los despidos están ligados a la decisión de la empresa de elevar la productividad. La patronal pretende que pasemos de 520 autos por día a 630 (*) y esto quiere hacerlo sin ningún tipo de inversión, pura y simplemente con mayor trabajo nuestro. José Rodríguez firmó hasta fines de 1999 el aumento de la productividad. El resultado son los despidos y la superexplotación.