Sindicales

22/5/1997|540

Solidaridad militante con Atlántida

La huelga de Atlántida desenmascaró a Duhalde, cuyo Ministerio de Trabajo ‘sentó a las partes’, pero se negó a declarar a los despidos un conflicto colectivo. Se lavó las manos en su función ‘mediadora’ y de ‘arbitraje’ y, de esta forma, pasó al archivo el expediente. Esta fue la segunda intervención directa de Duhalde en el conflicto; la primera fue cuando envió mil efectivos de la policía a desalojar a los trabajadores.


El sindicato gráfico, por su parte, reforzó su política de carnereaje al extremo de que se negó a concurrir al Ministerio y salió a informar al gremio que el conflicto había terminado, para cortar la solidaridad de los talleres gráficos con Atlántida y el reclamo de plenario de delegados y plan de lucha (ver nota).


La confluencia patronal, del sindicato y del Estado se explica por el objetivo común de derrotar la huelga, cuando ya corren 70 días de lucha de Atlántida. A esta política, una nueva asamblea de los huelguistas le respondió llamando a reforzar el fondo de huelga y a redoblar el trabajo para romper el aislamiento.


Un compañero viajó a Brasil con motivo de un acto de Cochrane de Jundai (San Pablo, Brasil) y en el marco de una campaña de solidaridad con la lucha. Otra delegación devolvió dos visitas anteriores de Fiat a Atlántida para participar, en Córdoba, de asambleas obreras, reuniones de delegados y activistas, y plantear en Fiat, Ciadea y Gráficos, la propuesta de una asamblea nacional de organizaciones obreras partidistas y no partidistas, como vía para superar el aislamiento al que nos están sometiendo la CGT, el MTA y la CTA.