Sindicales

11/7/1996|502

Solo se puede triunfar con otra politica

La lucha contra las cesantías en Ciadea ha tomado un curso decididamente negativo. Esto ha ocurrido como consecuencia de la orientación de su dirección, el Smata Córdoba, y aun de las corrientes que se presentan como sus opositoras.


En la puerta de la fábrica se mantiene, desde el lunes 2 de julio, una “olla popular” de los cesanteados, única expresión de resistencia al día de hoy. En diez días de conflicto el sindicato adoptó una sola medida de acción: la marcha desde la planta hasta la cercana ruta a Alta Gracia. Incluso, esta única medida fue desorganizada adrede —no hubo asamblea y ‘en frío’ terminaron marchando menos de 400 compañeros—, cuando en Ciadea, a esa hora, cruce de dos turnos, trabajan casi 3.000.


La anunciada marcha a la Casa de Gobierno se terminó convirtiendo en un llamado a acompañar las negociaciones en la Secretaría de Trabajo, distante del centro, adonde fue naturalmente sólo un puñado. En la reunión en la secretaría, que se realizó el lunes, el Smata Córdoba propuso canjear los despidos por suspensiones durante sesenta días y reabrir el registro de los ‘retiros voluntarios’. Esto no hace más que reiterar la política que llevó al despido encubierto de 1.000 compañeros el año pasado y pretende ignorar que los 152 echados de hoy son sólo la antesala de nuevas cesantías. La propuesta (rechazada por la empresa) tuvo el apoyo, sin embargo, de la opositora Lista Blanca y el silencio, también aprobatorio, de la otra opositora Lista Bordó.


Fruto de esta política de desgaste, la tercera parte de los cesantes decidió pasar a cobrar su indemnización.


Es evidente que no se ha comprendido que se ha creado una oportunidad para que los trabajadores derroten la ofensiva de las patronales. Si exceptuamos la movilización controlada, limitada y aislada, contra las cesantías y suspensiones el 31 de julio del año pasado, ésta es la primera lucha obrera en Ciadea en mucho tiempo y sigue a la derrota electoral que la fábrica le infligió a la burocracia hace pocas semanas. Los trabajadores de Pritty están, a la vez, en lucha, ocupando sistemáticamente las rutas en defensa de sus 78 cesantes, y existe un reguero de conflictos en las plantas y talleres metalúrgicos —150 trabajadores de Cormec (la otra gran planta en Córdoba) han sido suspendidos por un mes y se anuncia otra tanda para los próximos días.


En un panorama dominado durante mucho tiempo por el exclusivo protagonismo de los empleados públicos, se ha producido un cambio en la posibilidad de lucha del movimiento obrero industrial de Córdoba. Frente a una situación sin salida, en la que confluyen la recesión, el desempleo, el hundimiento del salario y el propósito de la patronal de ir a un arrasamiento histórico de los convenios, se ha disipado la expectativa que creó un par de años de reactivación de la industria automotriz.


Pronóstico


En junio del año pasado, la patronal de Ciadea planteó que tenía un exceso de 1.400 trabajadores e inició un ciclo de suspensiones con el pago del 50 % del salario, que afectó siempre a los mismos compañeros, con el objetivo de aislarlos del resto y desmoralizarlos. La única respuesta del Smata a esta embestida fue el ‘retiro voluntario’ de los ‘condenados’, al que se sometieron finalmente unos 1.000 compañeros. Los 152 cesantes son el último lote de esta cesantía en masa.


Ahora, la patronal de Ciadea anuncia la ‘tercerización’ de Mantenimiento –que entrega a una de sus subsidiarias– para reducir los salarios, imponer un convenio ‘flexibilizado’ e incluso nuevas cesantías. El objetivo es someter a los trabajadores a las nuevas condiciones negreras ‘pactadas’ en el convenio Fiat-Smata y hacerlo cuanto antes. La política de la patronal acaba de ser ratificada por Losoviz (titular de ADEFA), precisamente en Córdoba. Justificó los despidos en Ciadea “para (que pueda) competir con las firmas que se están instalando en Argentina…” y reiteró que “tenemos que tener las mismas condiciones que las empresas que llegan al país” (La Voz, 5/7).


El ataque, entonces, recién comienza, aunque la burocracia quiera hacer creer que éstos pueden ser los últimos despidos antes de la prometida reactivación. Pero es precisamente con vistas a esa reactivación que las patronales quieren ‘flexibilizar’ —para explotar a un personal menor y más barato. De cualquier manera, el leve aumento en la venta de autos se está cubriendo casi por entero con la importación (un negocio que llevan adelante las propias terminales).


Este escenario lo acaba de confirmar la propia patronal de Ciadea. Cuando la burocracia propuso, como alternativa a los 152 despidos, reducir la jornada de trabajo y, proporcionalmente, el salario, la patronal no quiso saber nada. No admite siquiera este tipo de ‘compromisos’, porque tiene planeada una guerra ‘flexibilizadora’ y una reducción abrupta del plantel de trabajadores permanentes.


¿Qué plan de lucha se ofreció?


La asamblea en puerta de planta, a moción de la oposición, impulsó la “olla popular” de los cesanteados, pero no debatió ningún plan de lucha. Campellone tuvo así las manos libres para hacer su política de desgaste. No hubo campaña para arrancar una asamblea general que resolviera marchar sobre Córdoba, llamando a todos los sectores en conflicto —Cormec y Pritty en primer lugar—, una consigna que fue ovacionada en el corte de ruta a Alta Gracia (y en la que el PO centró su agitación). Si los paros internos son inofensivos, la alternativa es la huelga activa y de conjunto y la ocupación de la empresa, porque no hay otro modo de enfrentar una embestida que, para las patronales y el gobierno, tiene el carácter de una “cuestión de Estado”.


Es necesario que los activistas discutan a fondo y reclamen una asamblea para modificar la actual política del sindicato. Que se trabaje siete horas, cobrando las ocho y no, como propuso el sindicato, trabajar ocho y cobrar siete.