Sindicales

29/10/2009|1106

Sublevación contra el gobierno y la burocracia en Córdoba

Poner en marcha el mandato de las asambleas

Los docentes cordobeses están sublevados. El miércoles 28, en la mayoría de las escuelas de Capital se repitieron asambleas y distintas medidas de fuerza en rechazo a la decisión del gremio de aceptar la conciliación obligatoria (por segunda vez en pocos días). Las asambleas votan desconocer la conciliación, decretar asamblea permanente sin dictado de clases y el repudio a la conducción. El martes 27, más de 700 docentes rodearon la sede de la UEPC (sindicato docente) para repudiar a la burocracia Celeste y no se movieron de la puerta del gremio hasta que los burócratas fueron sacados de la sede con custodia policial.

La conciliación obligatoria había sido dictada por el gobierno provincial, por primera vez, el miércoles 21. La burocracia la aceptó y levantó los paros programados, a contramano de las decisiones de las asambleas de delegados que, en el caso de Capital, Colón y Marcos Juárez, habían votado previamente su rechazo, en caso de dictarse.

Al mejor estilo Zanola, se levantaba un paro que se “conciliaba” antes de parar para “conversar”. Fue por poco tiempo. A horas de ser decretado el arbitraje obligatorio de Schiaretti, una multitud docente se convocó en las puertas del Ministerio de Finanzas, donde la conducción pretendía hacer un actito y explicar con sus eternas maniobras por qué debía acatarse la conciliación: “Nos van a sacar la personería jurídica, y también a los compañeros del Sadop” (privados). La respuesta fue “que escuche el gobierno, que escuche la conducción, los docentes no queremos otra vez conciliación”, marchando al gremio para que se cumpla el rechazo. A la tarde, a contraturno, esa movilización se redobló. A la mañana siguiente, la conducción del sindicato anunciaba por los medios que el gobierno había roto la conciliación porque quería descontar, en plena medida, los días de paro. Volvía a decretarse el paro de 48 horas levantado horas antes.

Los paros del 23 y 26 fueron masivos, al igual que las movilizaciones callejeras. El 23, miles de compañeros marcharon detrás de una bandera, separada de la Celeste, con la consigna central del 35% y la defensa del 82% móvil. Luego, una asamblea multitudinaria, llena de compañeros del interior, votó para el lunes 26 a las 10 horas la exigencia a la conducción de una asamblea general de la docencia para continuar el plan de acción y la huelga general. Esa asamblea se realizó y votó el paro por tiempo indeterminado. La novedad: la “opositora” lista Naranja juecista declaraba su rechazo a los docentes autoconvocados y cerraba filas con la Celeste.

Es todo esto lo que pavimentó la reacción con que iniciamos este artículo, cuando la burocracia decidió aceptar una nueva conciliación obligatoria a cambio de una suspensión del descuento de los días de paro (debieran ser cubiertos con compensación de horas).

El hecho que protagonizó la docencia en estos días tiene que ver con un profundo proceso que se fue gestando en el Cuerpo de Delegados opositor de la Capital y el Departamento Colón, y con el resquebrajamiento rotundo entre las bases y la conducción sindical. La Celeste está reducida a un aparato que no controla en absoluto las escuelas. Sólo cuenta, aunque con muchas divisiones, con el reducto de la Reunión Departamental, donde pesan burocracias locales sin maestros.

El presupuesto K de Schiaretti incendia la provincia. El SEP (Sindicato de Empleados Públicos) acaba de salir de la conciliación obligatoria y debió llamar al paro y rechazar un importe por única vez.

Si Capital parara a pesar de la burocracia, tal vez arrastraría a toda la base de la provincia: la tendencia huelguística es profunda, Tribuna Docente trabaja para desarrollar ampliamente esa tendencia y organizarla. Maduran las condiciones para imponer las resoluciones de asambleas en dirección a una huelga general docente y estatal. Que las CGTs y la CTA convoquen al paro provincial.