Sindicales

4/5/2019

Subte: la contaminación con asbesto abre una crisis

A desamiantar

La contaminación con asbesto (amianto) en el subte de Buenos Aires ha abierto una crisis de proporciones. La patronal y el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta dan largas al asunto que inevitablemente va a un desenlace de fondo


Fue la noticia de varias muertes por cáncer causado por asbesto en trabajadores del subte de Madrid lo que hizo estallar en la cara de la patronal y el gobierno el negociado fraudulento que significó la compra en España de material obsoleto –a precio de 0 km– y con piezas con partes de asbesto. Imposible alegar ignorancia porque figura en los manuales de fabricación.


Tuvo que activarse una denuncia del gremio AGTSyP para que se retiraran de circulación, el año pasado, las formaciones CAF 5000 de la línea B, cuya contaminación estaba confesada por los españoles, pero que además ya eran chatarra y venían reemplazándose por los CAF 6000 de la misma procedencia. A partir de allí las dilaciones y trabas de la parte patronal tuvieron que ser superadas por la acción del sindicato y sus delegados, que recogieron muestras para ser estudiadas en la Universidad del Sur. Una comisión mixta para tratar el tema, en cambio, se mostró totalmente inoperante.


Las muestras obtenidas demostraron que hay trenes contaminados de otras marcas y no sólo en la línea B (Mitsubishi), también en la E (General Electric) y en la C (Nagoya). La patronal no reconoce estas pruebas y la Policía de Trabajo, que debería actuar de oficio, tomando medidas correctivas y preventivas, se limita a decir que no son suficientes.  


La crisis dio un salto cuando los trabajadores de Taller Rancagua –línea B-  alertados por un cursillo recibido, sobre la patogenicidad del asbesto, el peligro de su manipulación y la ilegalización de su uso a nivel internacional, decidieron no tocar formaciones contaminadas ni sospechosas, con su consecuencia: el retraso del manteamiento y la amenaza del colapso del tráfico de la línea.


La empresa y el Ejecutivo porteño niegan la existencia de la contaminación, condición excluyente para la elaboración de un plan de desamiantación, proceso que debe abarcar trenes, estaciones y túneles, dada la volatilidad y dispersión de las partículas microscópicas del material contaminante, cuya absorción pulmonar o digestiva no provoca síntomas inmediatos, pero se aloja irreversiblemente en los tejidos (pulmón especialmente) pudiendo producir enfermedades graves que se evidencian hasta 20 o 40 años luego de la exposición, entre ellas el cáncer. No quieren asumir los costos; menos en vísperas de la licitación para la renovación de la concesión. Pretenden que los trabajadores continúen su tarea, ofreciendo medios de protección de eficacia no comprobada y sin protocolos internacionales sobre el particular. Los trabajadores alegan que la manipulación del amianto está legalmente proscripta (Resolución 823 del 2001).


La Agrupación Naranja del Subte ha difundido una declaración reclamando en primerísimo lugar el reconocimiento de la contaminación y la presentación perentoria  del plan y los plazos de desamiantación completa, por medio de empresas especializadas en el tema. Que se reemplace la totalidad de las piezas con amianto y las formaciones cuando sean irreparables. Que todo el personal sea chequeado por médicos especialistas.


Se propone a la AGTSyP sobre la base de ese programa,  una campaña pública y las medidas necesarias para hacerlo efectivo.