Sindicales

9/7/1998|592

Suspensiones en Fiat Córdoba

Fiat suspendió por 6 días (del 3 al 11 de julio inclusive) a la totalidad de sus operarios. A partir del lunes 13, habrá 2.400 nuevas suspensiones. Esta es la segunda vez que lo hace en el lapso de quince días; del 26 al 30 de junio había suspendido a 2.500 trabajadores. Ford y Transax (VW) están evaluando medidas similares.


Cuando suspendió a los 2.500 operarios, Fiat argumentó la falta de componentes por los problemas en el transporte aéreo, a raíz del incendio en Ezeiza. Es decir, que cuando el famoso “just in time” (sistema por el cual los proveedores deben aportar las piezas en el momento que éstas son necesarias sin que la terminal acumule stock) falla, los trabajadores pagan con una parte de sus salarios. El argumento para la nueva suspensión es el ‘efecto Brasil’, que La Voz del Interior (4/7) explica de la siguiente manera: “La fuerte caída en la demanda se registra en Brasil por la incertidumbre de la elección nacional de octubre”. O sea que los trabajadores pagan siempre y por cualquier motivo; los ‘inversionistas’ no corren absolutamente ningún riesgo.


Los motivos, sin embargo, parecen ser otros. Según un informe de ADEFA (la organización patronal de las automotrices), “la caída de las ventas —41.895 unidades en junio— confirma el proceso de desaceleración que sufre la economía local, ya que ésta fue la primera vez en el año que la comercialización en el mercado interno arrojó un saldo negativo respecto del mes anterior”. Las exportaciones crecieron, en cambio, un 1,3% con relación a mayo, aunque “venían creciendo a un ritmo mayor” (ídem). Paradójicamente (o no tanto), en “el primer semestre del año la producción arrojó un crecimiento del 20% respecto a igual período de 1997. Las ventas acusaron un crecimiento del 25,1%” (ídem), pero el 53% de esas ventas corresponde a autos importados,”lo que indica que estos ganan cada vez más una porción importante del mercado” (ídem).


Durante el período de suspensiones, los trabajadores recibirán un 75% de sus salarios, que en realidad es menor porque una parte sustancial del salario está ligado a la productividad. Los efectos sobre el conjunto de la clase obrera cordobesa (y sobre la economía provincial) son aún mayores, porque el parate de la producción en Fiat actúa con un‘efecto cascada’ sobre las autopartistas. La burocracia del gremio avaló las suspensiones.


En el momento en que se está discutiendo el nuevo régimen para la industria automotriz, la situación retrata descarnadamente la realidad de las “fuertes inversiones” que para Mestre son la viga maestra del desarrollo provincial. Las terminales son simples armadurías, con un alto porcentaje de componentes importados (los pulpos presionan por aumentarlo), con grandes subsidios estatales y eximición de impuestos —Chrysler por 30 años no pagará los provinciales y municipales— y una vía para que los pulpos automotrices internacionales coloquen los productos de sus plantas centrales.


Los trabajadores son el pato de la boda porque responden con sus salarios y con sus puestos de trabajo a los‘avatares del mercado’. El desembarco de los pulpos en Córdoba ha significado la pérdida de innumerables conquistas, la rebaja neta del salario y el aumento desmedido de los ritmos de producción (es decir, del esfuerzo del trabajador). Semejante barbarie no ha significado el prometido mejoramiento de la economía general de la provincia, cuyas finanzas continúan al rojo e hipotecadas en favor del capital financiero internacional. La política de Menem y la Alianza es un estrepitoso fracaso.


Para la clase obrera está planteado que la crisis la paguen las patronales. Se impone, por lo tanto, el rechazo a las suspensiones y despidos y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, la derogación de los convenios negreros y la apertura de las cuentas de las empresas para obtener de allí los fondos que lo anterior exija.


La burocracia actúa como agente de las patronales y de sus gobiernos. En el Smata hay que organizar el reclamo general del gremio, establecer la unidad de los activistas y delegados del conjunto de la industria metalmecánica (independientemente de su filiación gremial), en interfabriles que garanticen un plan de acción de los trabajadores.