¿Qué balance sacás desde el 30 de enero hasta la represión y el desalojo patronal?

En varias asambleas habíamos coincidido en que a la hora de la toma teníamos mucho para perder, pero mucho más para ganar. Además, fijábamos un antecedente sumamente importante para la clase obrera: uníamos efectiva mente a desocupados y ocupados en una misma gesta para obtener trabajo genuino, negado sistemáticamente por los capitalistas.

 

Muchos de otras corrientes dudaron de nuestra intervención. Luego de la represión del martes, la opinión pública, pero sobre todo la clase obrera, encontró en Sasetru un espejo donde mirarse y resolver sus problemas más elementales. Considero que estamos frente a un hecho tan significativo como el propio Argentinazo.

 

¿Cómo creés que debe seguir esto?

Mirá, dentro del escenario de las luchas por la recuperación de fábricas Sasetru es, por su concepción organizativa y política, un señalamiento muy fuerte. Hemos obligado con nuestra lucha a que se adelantara la sesión legislativa del Concejo Deliberante de Avellaneda y que aún bajo la extorsión del juez Bonadío tuviera sólo 40 minutos para sacar la ordenanza (algo física y políticamente imposible). No obstante las zancadillas legales, sacamos la ordenanza expropiando todo lo que de bíamos. Ahora tenemos la herramienta de la expropiación, a la que le vamos a dar toda la relevancia que merece, y la vamos a hacer cumplir movilizándonos, rodeando Sasetru, acampando donde sea para obtener lo que nos quitaron y es nuestro. Sasetru es nuestra y vamos a volver, a ponerla en funcionamiento y a producir.