La francesa Danone, uno de los mayores pulpos lácteos mundiales, continúa su penetración en Argentina. Su asociada La Serenísima, acaba de entregarle su participación accionaria en la firma de logística (distribución) que ambas poseían en común (Danone pasó del 45 al 95%), además de cederle varias marcas. Todo esto cancela parcialmente una deuda que La Serenísima tenía con la francesa, que ya se había quedado con su línea de yogures.

 

El nuevo retroceso de La Serenísima forma parte de la reestructuración de su deuda, que se acerca a los 300 millones de dólares (contra ventas anuales de 380 millones de dólares). Como garantía de esa deuda, después de la reestructuración, La Serenísima tiene prendada la mitad de sus acciones.

 

Danone está aprovechando un mercado internacional lácteo en ascenso (este año, las exportaciones argentinas fueron récord), para avanzar en Argentina, uno de los grandes exportadores mundiales. Para ello se vale del fuerte endeudamiento de todas las empresas lácteas.

 

Danone señaló su interés en continuar expandiéndose en Argentina; sin embargo, en una industria fuertemente concentrada no son muchas sus “oportunidades”. En este cuadro, que un conocido vaciador como Taselli se haya quedado con Parmalat podría ser el paso previo a su entrega a los franceses. Para que el negocio “cierre”, Taselli debería liquidar una serie de activos “no rentables” de Parmalat y, por sobre todo, deshacerse de una parte sustancial de su personal y liquidar las condiciones de trabajo del resto. Eso es, precisamente, lo que está haciendo.