Sindicales

8/7/2004|858

TDO: En las vísperas

Una imponente movilización de choferes de TDO rodeó el Juzgado de Morón, el pasado 1° de julio. Acompañados por sus familias, permanecieron varias horas en las puertas del tribunal. Finalmente el juez de la quiebra aceptó la garantía que ofrecía la empresa Ecotrans, y de esa forma se logró despejar el obstáculo que venía demorando la reanudación de los servicios. La jornada había comenzado en las primeras horas de la mañana: los trabajadores se concentraron en Plaza Merlo, donde bajo la consigna de “queremos trabajar”, denunciaron las trabas que vienen enfrentando para la normalización del transporte. Dos días antes, con el mismo método, la acción directa, cobraron la primera cuota del subsidio, contemplado en el decreto presidencial que le fuera arrancado al gobierno.


Todo indica que, de no mediar contratiempos, al momento de salir a la calle este nuevo número de Prensa Obrera, los choferes estarán nuevamente arriba de los colectivos. Esto, indudablemente, constituye una victoria. Habrán pasado más de 80 días desde que comenzó la huelga, que debutó con el histórico micrazo el 12 de abril pasado. En estos 80 días, los compañeros vencieron un sinfín de escollos, lo que hoy les permite estar parados en la instancia actual.


Ingresamos en una nueva etapa poblada de amenazas. En primer lugar, la precariedad del servicio. La nueva empresa, de dudosa solvencia económica, pondrá en marcha un diagrama de emergencia cubriendo en el arranque los recorridos comunales, empezando por Merlo. Othacehé, quien viene actuando como portavoz de las empresas de transporte de la zona oeste, está al acecho, y una deficiente prestación del servicio podría ser la excusa ideal para volver a la carga y quitarle los recorridos a la nueva empresa, continuadora de TDO. En segundo lugar, esa precariedad puede ser usada por la nueva patronal para avanzar en un recorte de personal. Si a lo sumo, y con suerte, se van a lograr reunir 150 unidades –y, como consecuencia de ello, se posterga la reanulación del servicio de los recorridos provinciales y nacionales–, ese parque reducido va a actuar como un poderoso factor de presión para provocar una limpieza de compañeros. Por lo pronto, la nueva patronal se ha rodeado de los elementos más odiados y antiobreros que son responsables del vaciamiento de la empresa, incluyendo la reciente gestión en manos de la sindicatura.


En síntesis, en este período de tres meses que media hasta la licitación, la patronal apuntará a “sanear” la empresa (léase despidos y un ajuste de tuercas en el régimen de trabajo). Por otro lado, las empresas de la competencia manejarán sus influencias para que esta variante fracase y quedarse ellos con el botín, imponiendo la definitiva liquidación de Transporte del Oeste.


En este marco, cobra más relevancia la lucha por imponer un riguroso control obrero y resguardar y fortalecer la organización gremial interna de los compañeros en torno al cuerpo de delegados.