Sindicales

30/11/2015

Técnicos Aeronaúticos: la recta final para terminar con la burocracia de Cirielli


Este miércoles 2 de diciembre, más de tres mil técnicos aeronáuticos de todo el país votarán la nueva conducción de su sindicato, APTA.


Además de la conducción saliente de Ricardo Cirielli, se presentan la lista Unidad, orientada por Hugo Yasky y elementos vinculados con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; y la Violeta, Juntos por Apta, un frente único de agrupaciones y delegados combativos encabezados por el FTA (compañeros de la agrupación clasista La Pista -PO- y otro grupo de base integrado por delegados combativos y de izquierda de la aerolínea Austral, además de activistas de LAN y Fadea); y el MTTA (delegados influidos por Facundo Moyano).


La elección se da en el terreno de un derrumbe de la burocracia de Cirielli, que luego de veinte años de dominio es ampliamente repudiada por la mayoría de los técnicos. Hay sobrados síntomas que preanuncian la caída de la actual conducción, empezando por la derrota que sufrió en las asambleas de Junta Electoral, de las tuvo que huir. La conducción, en retirada, ha logrado reunir unos pocos fiscales, apenas más de los necesarios para cubrir las urnas de la elección. Las dos listas de la oposición presentaron el triple de fiscales. Por eso, los presidentes de mesa fueron distribuidos entre las listas participantes. Un síntoma inequívoco de fin de ciclo.


Ricardo Cirielli ha sido cómplice, por acción u omisión, de los procesos de privatización y vaciamiento de la línea de bandera y se ha colocado como ariete de la patronal camporista durante la etapa de vaciamiento encubierto de la estatización trucha. Bajo esta conducción, los técnicos han sufrido durante años el alcance brutal del impuesto a las ganancias que llega a incautar hasta dos salarios anuales. Además, han tenido que soportar el deterioro del salario a partir de una seguidilla de paritarias a la baja, que la conducción de Apta ha firmado sin chistar una y otra vez; para eso debió avasallar la democracia sindical y hasta diluir organismos del propio sindicato.


Sin embargo, la impavidez de la conducción contrastó con la tendencia a la lucha de los técnicos y de los delegados combativos, que desarrollaron acciones sistemáticas para que el impuesto a las ganancias fuese absorbido por las patronales, para tener paritarias democráticas y acordes con la inflación; esas luchas chocaron, una y otra vez, con una conducción fosilizada. Petitorios con centenares de firmas reclamando asamblea general y un plan de lucha fueron desoídos por la conducción, en una violación flagrante del estatuto de Apta y del sentir de los técnicos.


La conducción dejó pasar despidos de activistas sin mover un dedo. Al calor de todas esas luchas se fue conformando el frente único de hecho de los delegados combativos y activistas de las principales empresas, cuyo accionar independiente de las burocracias tradicionales y de las patronales creó las condiciones para una cohesión política y una enorme autoridad frente a la base de los técnicos.


La conducción, durante la propia campaña electoral, debió convocar en secreto a la asamblea ordinaria de Memoria y Balance para validar su mandato. Además, firmaron para Aerolíneas Argentinas y Austral una nueva paritaria a la baja, e impusieron su aprobación con la política los hechos consumados; aprovecharon para eso la atomización de los cuerpos de delegados de ambas empresas.


La otra lista, Unidad, con posibilidades ciertas de ganar la elección, surge de sectores históricamente vinculados con Cirielli que se bajaron del barco ante la evidencia del naufragio. En rigor, se trata de una lista apadrinada por las patronales, y ya en su conformación le han impuesto el carnereo de los paros generales contra el impuesto a las ganancias (la conducción adhirió siempre en forma tardía, mientras los delegados combativos organizaron y garantizaron cada uno de los paros) y la complicidad con los despidos de activistas y las paritarias a la baja. Ahora, además, han sellado un acuerdo con la patronal de LAN por medio del sindicato paralelo Ustara, cuyo secretario general llamó a apoyar a la lista Unidad luego de una reunión en su propia casa con los gerentes de la patronal derechista. La doble afiliación vigente entre la mayoría de los técnicos de LAN pretende ser puesta al servicio de un recambio pro patronal en Apta.


La última semana deberá ser un terreno de lucha para clarificar el carácter propatronal de la lista Unidad y garantizar un triunfo del clasismo en un gremio clave para el movimiento obrero. Es una elección de importancia estratégica para el período de intensa lucha de clases que se avecina.