El Ministerio de Trabajo hizo pública su resolución de dejar sin efecto la convocatoria a elecciones realizada por la junta electoral fantasma de Cirielli. El ministerio decidió citar a la burocracia y a las listas opositoras a una reunión para llegar a un acuerdo sobre la Junta Electoral. Es un reflejo de la debilidad absoluta en que quedó Cirielli, luego de las dos asambleas de las que tuvo que huir por el repudio de los afiliados. Es un reconocimiento de las impugnaciones que realizamos denunciando que se pretendía dejar fuera del recinto a 600 compañeros pero, al mismo tiempo, un desconocimiento de la masiva asamblea que tuvo lugar y que, ante escribano, eligió democráticamente la Junta Electoral.

 

Cirielli tiene los días contados. Ya no le es útil a la patronal de Recalde ni al gobierno. Si no le soltaron completamente la mano es porque temen que los técnicos pongan al frente de Apta una conducción combativa e independiente de las patronales, hoy agrupada en el FTA. Están operando para controlar su caída y, en lo posible, facilitar el ingreso de una conducción aún más sometida al Estado. Por eso se reservan el derecho de nombrar un delegado normalizador que controle las elecciones.

 

Exigimos que se reconozca la legitimidad de la Junta electoral avalada con el voto y la firma de centenares de compañeros o, en su defecto, y tal como propondríamos en ambas asambleas que quedaron truncas, se conforme una junta electoral con representación de dos miembros por cada una de las listas que se presenten, se garantice acceso a los padrones a todas ellas y la disponibilidad de licencias gremiales para todos los candidatos y fiscales, requisitos ineludibles para garantizar la transparencia de la elección.