Sindicales

10/11/2011|1202

Traspaso del subte

Participación obrera en la discusión

El gobierno nacional incorporó el traspaso del subte a la jurisdicción de la Ciudad de Buenos Aires, como parte del paquete de eliminación de subsidios a los servicios anunciado por Boudou y De Vido. En una primera reacción, el gobierno porteño, por boca de Macri, planteó que si el traspaso no es acompañado por los más de 700 millones de pesos anuales de subsidios del Estado, el pasaje se iría a 3,40 pesos.

Pero luego inició unas reuniones con la Secretaría Nacional de Transporte, a efectos, anunciaron, de acordar las condiciones del traspaso. Las negociaciones se mantienen bajo absoluto secreto.

Si bien flota en el aire que estos anuncios auguran aumentos de tarifas -que aseguren a las privatizadas el beneficio que vienen obteniendo-, el pueblo, que terminará sufriendo los ajustes, es ajeno a los cálculos y reparto de costos y beneficios que estén tratando el gobierno K con el macrismo. No se sabe cuál es el costo real del servicio, cuál el déficit, cómo se aplican los subsidios y el dinero que se invierte en mantenimiento o en extensión de la red. Mucho menos, el beneficio que se lleva Benito Roggio como ganancia de Metrovías. Tampoco las fuentes de dicha ganancia, ya que la gerenciadora no sólo maneja la recaudación; además, vende la publicidad en el subte a precios millonarios, alquila los locales comerciales, vende servicios de Internet -para los que usa túneles e instalaciones y antenas de telefonía celular bajo tierra- y tiene una empresa propia de mantenimiento de trenes (BRF), entre otros rubros.

El primer reclamo, entonces, de los trabajadores, tanto de los que usan el servicio como de los que lo hacen funcionar, es la apertura de las cuentas y libros contables de Metrovías y su investigación por una comisión independiente electa de trabajadores, para saber exactamente de qué se trata.

Se ha venido a confirmar plenamente la denuncia de delegados de la AGTSyP sobre la vinculación del tema tarjeta Sube con un “tarifazo”, en ocasión de la reprimenda de Cristina Fernández a los obreros del subte por reclamos vinculados con la operación de dicha tarjeta. El secretario Schiavi se vio obligado, entonces, a revelar que efectivamente se estudiaba el aumento del pasaje. Habló de una tarifa diferenciada, aplicada por medio de la Sube, según el nivel económico de los pasajeros. También se supo que consultoras vinculadas con el macrismo y el gobierno K trabajaban en la aplicación de este sistema -que no es de descartar que estén tratando ahora con el traspaso.

En segundo lugar, el traspaso modifica totalmente la relación de los trabajadores del subte con la patronal y el gobierno. El macrismo -y Metrovías-, por ejemplo, condicionarían el otorgamiento de aumentos salariales a aumentos del precio del pasaje, enfrentando a trabajadores con usuarios. Por otra parte, el mantenimiento y las inversiones para mejorar el servicio -que actualmente es horrible- y la extensión de la red, quedan sujetos a una nueva negociación entre ambos gobiernos. Todo con importante repercusión en cantidad de personal, ascensos y condiciones de trabajo.

Como se ve, es fundamental que los trabajadores y su sindicato, la AGTSyP, intervengan activamente en una negociación que hasta ahora se realiza a puertas cerradas y que decidirá sobre su futuro y el de los pasajeros -y en la que, seguramente, la burocracia de la UTA va a meter la mano- dados sus estrechos vínculos con la patronal y con ambos gobiernos. La Agrupación Trabajadores de Metrovías, adherente al Frente de Izquierda, ha iniciado una campaña con estos reclamos.