Sindicales

26/11/1998|609

Tres polémicas en una mesa redonda

En la sede de Foetra Capital se realizó hace pocas semanas una mesa redonda encabezada por delega­dos del gremio telefónico y de Metrovías. Más de 50 delegados, activistas y militantes de la zona Once de la Capital protagonizaron allí un profundo debate político.


Una de las polémicas giró en tomo de la exigencia al Mta, Cta y las organizaciones obreras para que rompan con la Alianza y los partidos patronales. Un delegado independiente de Foetra sostuvo que consi­deraba contradictorio planteárselo a dirigentes pro- patronales. Como respuesta se señaló que la exigen­cia de independencia política dirigida a las organiza­ciones obreras es un planteo político sobre el rol que éstas deben jugar en defensa de los intereses de los trabajadores (y no de los patrones), y sirve para contraponerla a la política de los dirigentes que empantanan la movilización obrera en el apoyo al parlamento y los partidos patronales. La conciencia de que la organización sindical debe ser independien­te es la base para superar a la actual dirección, y ésta ha sido, justamente, parte de la experiencia de los trabajadores telefónicos y de Metrovías, que se saca­ron de encima en las últimas elecciones sindicales a las direcciones que más abiertamente se identifica­ron con la burocracia sindical.


Otra discusión giró en torno de la tecnología. Varios panelistas señalaron que la introducción de tecnología es una base para el despido de trabajado­res y que la crisis actual está marcada por las inno­vaciones tecnológicas. Esto fue respondido, señalan­do que actualmente el capitalismo es más un bloqueo que un factor de desarrollo de la tecnología, ya que su introducción está limitada a las posibilidades de rentabilidad que su uso pueda dar, condicionado por la venta de las mercancías. Se señaló que sólo un régimen organizado por la clase obrera, incorporan­do masivamente los adelantos tecnológicos en la producción, podría dar, mediante una reconversión productiva general, trabajo a todos los desocupados. Es el uso capitalista de la tecnología lo que genera desocupación y no los propios adelantos tecnológicos.


Otro debate giró en tomo de la necesidad de construir un partido de la clase obrera y sobre la polémica acerca de construir el partido “desde arri­ba”, o “construir poder desde abajo”. El argumento de construir “desde abajo” tradicionalmente se ha convertido en un refugio en la actividad sindi­cal, con el argumento de que no están dadas las condiciones para construir una alternativa política. Inevitablemente, esta política se estrelló siempre con la iniciativa centralizada de la burguesía que desde el propio Estado, quebró toda iniciativa “desde aba­jo”, lo cual provocaba además que quienes la defen­dían terminaran subordinándose a la política de “los de arriba”. Es el caso de todas las iniciativas de la izquierda peronista de “acumular poder”, mien­tras cedían la dirección política a la burguesía, o de la izquierda democratizante seguidista de los partidos patronales. Finalmente, éste es uno de los argu­mentos con los cuales la dirección del Mta y el Cta justifican su seguidismo a la Alianza o Duhalde. Construir el partido de la clase obrera “desde arri­ba” significa tomar la iniciativa política de plantear un programa clasista, organizar en tomo de él un partido de la clase obrera y canalizar de manera independiente la lucha de los trabajadores. Un de­legado de Metrovías fue muy claro en este sentido (frente a otro delegado que había puesto el eje sólo en la lucha), planteando que es un elemento objetivo que la gente va a luchar, pero que el problema es la dirección de esa lucha; “si no va a ser una masa sin cabeza”, y que esa dirección se crea constru­yendo un partido de obreros.