Sindicales

4/3/2017

Triunfo: docentes universitarios de La Plata pararán el 6 y 7

La gran pelea de la Naranja por el paro de Adulp


Finalmente, Adulp parará el próximo 6 y 7 de marzo.


 


En la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el debate sobre la situación salarial y presupuestaria comenzó en febrero. La reinstalación de nuestra paritaria en el comienzo del ciclo lectivo, arrancada con la lucha del 2016, da sus primeros frutos. Nuestra movilización se une con el conjunto de la docencia. Exactamente lo que el gobierno kirchnerista quería evitar cuando la trasladó a junio con el acuerdo de la Conadu y nuestra oposición.


 


A mediados de mes un primer Plenario de Delegados convocado por Adulp registró dos posiciones enfrentadas. La Naranja impulsó la necesidad de arrancar el plan de lucha parando el 6 y el 7, y sumándose al paro internacional de mujeres el 8 de marzo. La conducción kirchnerista de Adulp (que a la vez es el núcleo duro de la de Conadu) se opuso con diversos argumentos. Incluso rechazó aportar al fondo de lucha de AGR-Clarín. Aunque informó –lo que luego se revelaría falso- que el plenario de secretarios generales de Conadu había resuelto parar el 6.


 


Luego del plenario, La Naranja difundió un informe escrito del debate, para no cerrar la posibilidad de llevar el gremio al paro mediante una agitación sobre el conjunto de los docentes.


 


Nos empeñamos en la organización de asambleas por facultad que se fueron pronunciando al respecto. El clima de paro inminente en las provincias, la resolución de Conadu Histórica de parar el 6, 7 y 8, y la creciente movilización promovida por la Asamblea de Trabajadores de la Ciencia, en la que participan Jóvenes Científicos Precarizados, ATE, Adulp, y la Red Federal de Afectados, muchos de ellos también docentes; todos estos factores ayudaron a crear el clima que desembocó en el retroceso de la conducción de Adulp.


 


La Naranja contribuyó con una declaración que se difundió luego de que Ctera lanzó el paro del 6 y 7 y simultáneamente se desmentía que Conadu parara siquiera el 6. “¿Adulp y Conadu son los únicos gremios docentes que no paran?”, titulamos la declaración que llamaba a quebrar lo que un docente describió como “arrancar con el freno de mano puesto”.


 


La presión de las asambleas impulsó a la dirección de Adulp a intentar un último recurso de contención, proponiendo un tibio y desorganizador “cese de actividades” desde las 9 hs. Quedaba en la decisión del docente amparase en esto para concurrir a las marchas. El endeble fundamento fue la resolución de Conadu de no parar. El revelador argumento fue que el paro de Ctera “es por la paritaria nacional que nosotros ya tenemos”. Esta posición equivale a dejar de lado todo reclamo salarial, porque en la “paritaria que ya tenemos” el gobierno no ofrece nada.


 


Las asambleas que se hicieron, sin embargo, votaron por unanimidad parar (Agronomía, Escuela Anexa e Ingeniería). En el caso de Ingeniería, en la que planteó la posibilidad del cese, se lo rechazó expresamente.


 


Finalmente, un numeroso Plenario de Delegados, que arrancó con la propuesta de la Azul del cese de actividades, resolvió por el contrario llamar al paro los días 6 y 7, y sumarse a las movilizaciones convocadas.


 


Esta victoria de la base docente, que quiere ir a una lucha unificada, nacional y a fondo, es un primer paso. Ahora hay que garantizar el paro y masificar las movilizaciones con la mira puesta en desarrollar un plan de lucha progresivo y cada vez más profundo. Eso implica en primer lugar marchar con un perfil propio, y particular el 7 con el reclamo del paro nacional ya. Los docentes debemos tomar nota de la política de la dirección Azul si queremos llevar esta lucha a la victoria. Conadu sigue con el freno de mano puesto, sin convocar al paro. Hay un camino para superar esa política de derrota: las asambleas de facultad, colegios y escuela, que organicen a los docentes y confluyan en una gran asamblea general como las que motorizaron las grandes luchas de Adulp. Es la gran conclusión de este comienzo, que pone de relieve la necesidad de agrupar a los docentes universitarios con el clasismo para impulsar este proceso.