La persecución policial a los piqueteros llegó hasta las puertas del Hospital Garrahan. Allí, gaseados y tiroteados por la espalda, se refugiaron decenas de piqueteros de diversas organizaciones. La policía no se arredró frente al hospital infantil y tiró gases también dentro del nosocomio. El primer piso – internación – , se llenó del humo de los gases. Las órdenes eran dadas – y también ejecutadas directamente – desde el helicóptero. Los médicos y trabajadores del hospital tuvieron una actitud firme, repudiando el accionar policial y reclamando el retiro de la policía. Al igual que diversos padres que estaban cuidando a sus hijitos.

Como siempre, la propaganda oficialista intentó pintar a los piqueteros como una especie de forajidos que tomaban a los chicos como rehenes. Las víctimas eran transformadas en victimarios.

Al día siguiente, martes 22, se hizo una Asamblea del hospital con la presencia de unos 60 trabajadores que repudió el accionar represivo y se solidarizó con los piqueteros luchadores. En una declaración divulgada por la Junta Interna de Ate bajo el título “Repudiamos la salvaje represión policial en Brukman y el Garrahan”, se denuncia la “cacería” lanzada por la policía contra los piqueteros y se afirma: “No vamos a darle la espalda a quienes vienen siendo perseguidos con el peligro cierto de ser asesinados. Ojalá Kosteki y Santillán, los piqueteros asesinados en el Puente Pueyrredón, hubieran podido refugiarse en un lugar como el Garrahan, porque este hospital es tan de ellos, como nuestro. Porque es del pueblo”. ¡Bravo enfermeros y trabajadores del Garrahan!