Sindicales

21/3/2002|746

Un triunfo aplastante

Para comprender la verdadera dimensión del triunfo de la Lista Celeste, es condición tener en cuenta no sólo la firmeza para vencer todos los obstáculos que pretendían impedir su presentación (fue necesario presentar el doble de los candidatos requeridos) sino también otros aspectos:


• La Lista Granate sumó votos mayoritariamente celestes (muchos trabajadores confundidos votaron esa lista creyendo que votaban a los delegados que rompieron y se sumaron a la campaña Celeste).


• La Azul y Blanca y la Blanca, siendo representantes directos del empresariado, contaron no sólo con el apoyo fluido de masas enormes de dinero, sino también con la complicidad directa de las patronales (en Arhephez los compañeros votaron bajo amenaza de perder el puesto si no lo hacían por la Azul y Blanca, por ejemplo).


• En numerosas plantas (de las más importantes) la patronal impidió el ingreso de los materiales y los candidatos celestes para debatir con los obreros, y no así el acceso de la burocracia.


El juego de la burocracia fue generar una falsa polarización entre las cinco listas (cuatro pertenecientes al viejo tronco mafioso).


La Celeste ganó en 13 de las 38 plantas en disputa. Entre ellas en Centauro (allí trabaja el compañero Salas, que fue plebiscitado con el 45% de los votos), Natusur, Delixer, La Isolana, Pesquera Gaboto, Ostramar y Mesa 3, arrasando directamente en Marisco 2, Valmar, Moliendas del Sur, Gaveteco, Nucete y Mesa 1, ganando además en las mesas del sindicato (temporarios y jubilados) y saliendo segunda en 14 y tercera en otras 10 empresas.


Esto, sumado a una participación masiva de los obreros y obreras del pescado, marcó una tendencia definitoria.


“La Lista Celeste ganó por estrecho margen”, tituló el diario La Capital (17/3), planteando que “votó el 50% de los afiliados”, en un intento de minimizar el triunfo.


Muy por el contrario, la participación fue muy importante (75%) en las plantas que se encuentran trabajando. Allí votaron 1.160 trabajadores sobre 1.557 empadronados, desoyendo los desatinos de sectores que llamaron a “no avalar las elecciones truchas” (CCC, Verdes). El voto en blanco, anulado, recurrido o impugnado apenas superó el 2,5%.


Lo que posibilita la caída de los votantes a poco menos del 60% es la (lógica) ausencia del sector temporario. Ellos trabajan sólo tres meses en el puerto (entre octubre y enero), desarrollando otras actividades el resto del año. La única forma de que estos compañeros participaran era visitarlos casa por casa, explicándoles la situación y trayéndolos de la mano a votar (la mayoría están desocupados). En esta tarea competimos directamente con la lista Blanca… y ganamos.


Para las estadísticas quedará el repudio a Darguibel (último secretario general del gremio), “honrado” con un “cómodo” cuarto puesto, y la derrota de Casariego en su planta, Solimeno, donde también salió cuarto.


A pesar de las dificultades y presiones, y del accionar mafioso de la burocracia, que destruyó todo atisbo de organización sindical entregando todas y cada una de las conquistas *engordando sus bolsillos*, el triunfo es mérito de las obreras y obreros del pescado que supieron diferenciar a los representantes directos de la patronal y a los de los trabajadores.