Una nueva: “movilidad funcional” interfrabril

El Smata contento

Desde que comenzó la crisis, la empresa “retiró” a 500 trabajadores y suspendió por un año de otros 500 con un porcentaje del salario que va del 55% para abajo según la categoría, más el Repro (que no se cobra desde enero). De estos últimos suspendidos, más de la mitad ya arregló su desvinculación.

Hace unos meses, con la mediación del Smata, Volkswagen acordó con Mercedes Benz incorporar a su planta de Pacheco a 72 “suspendidos” por un plazo de ocho meses para destinarlos a la producción de la nueva pick-up Amarok.

De esta manera, VW se asegura mano de obra calificada a menor costo –ya que en Mercedes el salario es menor– por el tiempo que necesita para lanzar el modelo. Los “refuerzos” van en calidad de préstamo y la patronal de Mercedes se ahorra parte del gasto de la suspensión. Es el colmo de la “movilidad funcional”, una de las perlas de la superexplotación capitalista mundial: ya no es de un sector a otro de una misma fábrica sino de una empresa a otra.

Por otro lado, hace unos días los diarios informaron que Mercedes Benz recibió un gran pedido de utilitarios Sprinter, lo que permitirá reincorporar al resto del personal suspendido, aunque también por un tiempo determinado.

Más allá de la euforia manifestada por el Smata, la realidad es que la filial argentina realiza una producción muy marginal en comparación con la del resto del mundo y el viejo “Sprinter” –que ocupa a casi el 90% de los trabajadores– ya tiene plazo de defunción; con más de 14 años de existencia, este modelo dejaría de fabricarse para 2012. A un año y medio de esa fecha, no hay ningún proyecto sólido de inversión que lo reemplace.

De seguir en esta situación, cerca de 900 familias más quedarían en la calle.