Sindicales

28/10/1993|405

Una tregua que no resuelve nada

Mirta (corresponsal)

La lucha de los hospitales santafecinos lleva casi dos meses (ver crónica en PO Nº 402), luego de sortear varios intentos de levantarla.

 

El primer intento lo encabezó, sin éxito, Maguid (secretario general de UPCN), que señaló la inminencia de las elecciones nacionales.

 

Después de las elecciones, un plenario, el día 8, decide el paro por tiempo indeterminado, y aunque la directiva le da la expresión confusa de “seguir con la huelga”, el paro se extiende durante once días ininterrumpidos.

 

El segundo intento por quebrar la huelga parte del gobierno, que concede un “aumento” en el presentismo a un sector de los empleados, acompañado de amenazas de descontar los días de paro y el pedido de listas de los huelguistas. Sobre la cuestión salarial, los delegados del hospital Baigorria habían planteado de entrada 250 pesos de aumento.

 

 

 

Rebeldía en las bases

 

El pasado viernes 15, cuando estaba prevista una movilización a la Capital provincial (400 compañeros habían viajado desde Rosario), Maguid anunciaba que había conseguido “una reunión con el gobierno” al cabo de la cual deliberaría el cuerpo de delegados, e invitaba a los manifestantes a “regresar a sus hogares”. Al grito de Rosario no se va, los trabajadores de esta ciudad repudiaron a Maguid y marcharon sobre el cuerpo de delegados para reclamar la continuidad de la lucha. En ese plenario —dominado por elementos afines a la burocracia— se discutió el ultimátum gubernamental, que reclama la suspensión del paro por 72 días hábiles y Maguid logra imponer una tregua de 72 horas.

 

Hospitales fundamentales se pronunciaron contra la misma: una asamblea del Baigorria, por ejemplo, repudió el levantamiento al no existir una propuesta salarial concreta, así como el intento de descontar los días de huelga. El mismo pronunciamiento tuvo el hospital Iturraspe de Santa Fe, mientras que el Centenario mocionó para que la suspensión sólo durara 48 horas.

 

Maguid ha logrado imponer una tregua que no resuelve nada. Hay que prepararse  para retomar la lucha, articulando a los delegados y hospitales que reclaman una orientación para ganar.