“Cuando se habla del castigado gremio de la construcción no es sólo para utilizar una metáfora”, señala Crónica (28/5), al referirse a las condiciones de trabajo y de salario de la UOCRA. “Por cierto —agrega el diario—, los trabajadores de esa especialidad deben desarrollar sus tareas en condiciones de seguridad muy deficitarias, con sueldos por demás magros y jugándose la vida en cada movimiento”.

Las casi quince muertes apuntadas por el matutino, en lo que va de marzo a fines de mayo, confirma la barbarie que han impuesto las patronales, con la repulsiva colaboración de la burocracia de Martínez.

La construcción es un muestrario de lo que los capitalistas son capaces de imponer en un cuadro de desorganización y confusión de los trabajadores y de entrega de parte de la burocracia. Sueldos de hambre; interminables jornadas de trabajo; contratos en negro; trabajo a destajo, por medio de la subcontratación (la tercerización); trabajo en días sábado, domingos y feriados, de día y de noche, en condiciones poco menos que esclavistas, sin el más mínimo de garantías para el desenvolvimiento seguro de las tareas.

También en la UOCRA está planteado un plan de lucha por la defensa elemental de la vida de los trabajadores, por la reducción de la jornada laboral, sin mengua del salario, por la anulación de la ‘tercerización’  y de la flexibilidad laboral, por un salario que cubra la canasta familiar y por condiciones laborales y de seguridad. Por la conformación de comisiones de control de las condiciones de seguridad en todas las obras, electas por los trabajadores de los obrajes, con capacidad de veto.